martes, 9 de diciembre de 2014

Energía femenina

Ayer leí un artículo, escrito por una mujer, y me dio entre pena y rabia la manera injusta en que descalificaba al género femenino, al decir que somos envidiosas entre nosotras mismas, que nos juzgamos y criticamos cuando usamos faldas cortas o grandes escotes, entre otras cosas de la misma índole. Me dolió porque hoy estoy súper conectada con otra energía, con una de amor y colaboración, de respeto y compañerismo; una en que la energía femenina es absolutamente amorosa. Pero después hice el ejercicio de mirar cómo era años atrás y me di cuenta que también fui como las chicas que describía la periodista en su artículo; también juzgué y critiqué a otras mujeres cuando se vestían o hacían cosas que, bajo mi mirada, “no estaban bien”. Que destructiva es esta energía, pero acepto lo que fui y me perdono, y valoro quien soy hoy y agradezco estar en otra frecuencia.

En contraste, el sábado tuve la fortuna de compartir un círculo de mujeres maravillosas, en la que fue la última luna llena de este año que nos sacudió a todos. En este círculo vibramos una energía de gran amor y respeto, donde nos abrazamos con mucho cariño y aullamos fuerte como las lobitas que somos. Fue súper potente, y además el universo me regaló la posibilidad de compartirlo con dos de mis grandes amigas de la vida, con las que hoy me siento en mucha sintonía; nada es casualidad…

Hace rato me viene sonando fuerte el tema de la autoestima, la capacidad de perdonarme y amarme; de reconocer y aceptar todo lo que soy y lo que no soy, lo que fui y lo que no; y creo que no soy la única que está en ésta; creo también que mi enfermedad vino para sanarme. En el círculo este tema fue recurrente, y me dio gusto ver como mujeres con distintas edades y realidades estábamos en la misma; mujeres que hace rato son mamás, otras que están recién comenzando la maravillosa experiencia de criar, también habíamos varias que no lo somos; en fin, éramos un popurrí de lobitas que fuimos en busca de un espacio para conectar con otras y con nosotras mismas, bajo la luna llena.

Una de las integrantes del círculo, que era precisamente la que tenía más años de experiencia en esta vida, hizo un comentario que me llamó mucho la atención. Ella se mantuvo observante y callada durante la mayor parte del ritual, y cuando le preguntaron si le gustaría comentar algo, dijo, entre otras cosas, que se llevaba en el corazón cada una de las cosas que habíamos dicho. Su comentario me pareció súper humilde y sincero; ella, la mujer de más experiencia, que sabía mucho más de la vida que la mayoría de las que estábamos ahí, se dedicó con respeto a escuchar nuestros comentarios y valoró los testimonios que las demás habíamos compartido aquel día. Su actitud es digna de toda mi admiración. Esta mujer nos enseña que en la vida nunca terminamos de aprender, todos tenemos algo que aprender de los demás, incluso de quienes parece que pudieran saber menos que nosotros; sólo basta mirar y escuchar con humildad.

Últimamente ha sido así, la vida ha puesto en mi camino a muchas mujeres que se han ganado mi respeto y admiración, por distintos motivos. Cuando estuve en la UCI conocí una enfermera muy amorosa que sufría de fibromialgia (enfermedad crónica que causa dolores musculares y cansancio). Ella siempre me daba ánimo y me decía que yo era su regalona, que le gustaba mi actitud porque siempre tenía una sonrisa en la cara. Me contaba que por su enfermedad técnicamente ella no debería trabajar, ya que habían noches en las que no podía dormir y días en que casi no se podía levantar; pero tiene tanta vocación y ama tanto lo que hace que en los días difíciles se da fuerzas y se levanta igual, y contra viento y marea sigue ejerciendo su profesión; incluso tuvo que ocultar su diagnóstico para que no la despidieran, nadie en el hospital sabe de su enfermedad. Esta chica sí que es poderosa, y nos muestra que querer es poder; no hay nada que el poder del amor no pueda superar, sólo depende de nuestras ganas.

La señora Rosita, encargada del aseo en la torre (que es el pensionado de la clínica), es otra gran mujer que se ganó mi cariño, respeto y admiración. Ella es una viejita súper dulce, que hace su trabajo con mucho gusto y dedicación porque valora lo que hace, le gusta ver las habitaciones limpias y ordenadas porque cree que así los pacientes se sienten más cómodos. Además, ella siempre se daba el tiempo de saludarme dulcemente y preguntarme como estaba, y cuando yo podía hablar, se quedaba conversando largo rato conmigo. Su actitud habla de que cada labor es importante y depende de uno darle un significado. Cada tarea que realizamos es un acto divino.

La Sandrita, paramédico de la torre, no hubo día que no llegara a mi pieza echando la talla, es tan re simpática!!! Siempre alegre, siempre con una sonrisa en la cara; le gustaba agarrarme pal leseo y hacerme reír. Me acuerdo que cuando le pedía que me lavara el pelo ella se reía y me preguntaba cuál pelo?? Y claro, si yo no tenía pelo jajajajaja, pero seguía pidiéndoselo así, era nuestro juego…También me ponía toallas mojadas en la cabeza y en la espalda y me decía que estaba en un spa. Ella fue una de las personas que hizo de mi estadía en el hospital un tiempo grato. La Sandrita me enseñó que en la vida hay que reír; reír con otros, reírnos de nosotros mismos; todo puede ser un juego! Y así los momentos difíciles son más llevaderos. Depende de ti cambiarle el sabor a la vida.

Fuera del hospital la vida continuó cruzando grandes mujeres en mi camino. La Magda, mi kine, una mujer súper comprometida con lo que hace, es de esas personas que me gustan porque es apasionada, quiere y cree en su profesión y tiene una mirada crítica constructiva, por lo que busca instancias para aportar lo que hace falta. La Claudita, de la misma línea que la Magda, es una enfermera atípica, como ella misma se califica; es una mujer a todo terreno, aperrada, comprometida y apasionada; es de las mías, de las que les gusta hacer bien la pega, como corresponde, por el sólo hecho de mejorar las cosas y otorgar un mejor servicio a la gente, que es, a fin de cuentas, lo que importa. Se nos hacía poco el tiempo para conversar, y eso que pasamos 11 días seguidos, más 3 horas al día juntas! Ella descubrió la enfermera encubierta que hay dentro de mi jejejejeje. Una de las cosas que más me gustan de la Clau, es el valor que le da a las personas. Ella, a pesar de haber estado haciendo trabajo administrativo, nunca dejó de tener contacto con los pacientes, porque eso es lo que le gusta, y se le nota; ella tiene una capacidad para llenar de energía y alegría cualquier lugar. Se agradece la gente con vocación, sobre todo cuando uno está enfermo y depende del cuidado de otro.

La Caro, gran referente, otra gran mujer que el generoso universo puso en mi camino. Esta valiente mujer ha ido renunciando poco a poco a la seguridad económica y la estabilidad que le otorga su profesión de abogado para ir dedicando su tiempo y su energía a lo que es su verdadera vocación, el yoga. Esta bella mujer me ha enseñado que cada cosa tiene su momento, que hay que darle tiempo al tiempo, respetar los procesos, no sobre exigir el cuerpo, ser paciente y hacer las cosas con calma y bien pensadas; una lección que la vida hace rato me viene repitiendo pero que como soy cabeza dura y atarantada, me ha costado aprender.

La Damaris, mi gran maestra, ejemplo de generosidad, maestra en el dar! Esta gran mujer me ha hecho uno de los mayores regalos que he recibido en esta vida, me ha conectado con un mundo divino, uno donde los ángeles, arcángeles, guías, maestros y seres de luz guían mis pasos y protegen mi ser. Es mucho lo que ella me ha enseñado, pero creo que las lecciones más importantes que me ha dado tienen que ver con aprender a abrir el corazón para conectar con lo divino, mirar más allá de lo que los ojos ven y confiar en el amor infinito del universo.

Podría seguir escribiendo miles de líneas sobre estas y muchas otras mujeres que son o han sido importantes en mi vida, o que me han marcado o llamado la atención de cierta manera; el punto es que con esto quiero mostrar la belleza que hay en cada mujer y los tesoros que podemos descubrir si aprendemos a mirarnos, no importa si es una persona que está de paso por nuestra vida o si es alguien con quien tendremos la fortuna de formar un lazo más profundo, todas tienen algo que aportar, cada una deja un mensaje de amor, propio de la energía femenina. Me resuena mucho una reflexión de la Ale en la que reconocía que las relaciones más profundas de su vida las ha establecido con mujeres; lo pienso y me doi cuenta que ese también es ese mi caso…


…La energía femenina es una energía ligada al corazón y a la unión con el Espíritu y con todo lo que nos rodea y es desde el corazón desde donde nuestro mundo será sanado…


Mi útera abraza a tu útera

Paulina


2 comentarios:

  1. Linda Paulina, sin duda tus palabras no son mas que el reflejo de tu Alma, eres una gran persona de una fortaleza admirable.... se agradece la delicadeza de dedicarme unas lineas que sin duda fortalecen......
    Muchos Cariños

    Claudia

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    1. Linda Claudita! Te mereces eso y mucho más! Eres una tremenda persona, estoy muuuy agradecida de la vida por haberte conocido :) Tu valor es tremendo, y te digo de verdad que las personas como tú se notan, porque lamentablemente hay pocas!

      Te quiero millones!!!

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