jueves, 25 de diciembre de 2014

Infinitamente agradecida

Hoy es Navidad. Desperté con un profundo sentimiento de agradecimiento que comenzó a invadir mi corazón desde la noche buena, mientras cenaba con mi familia. Es fin de año, se nos va el 2014, año en que el caballo nos pateó fuerte a varios, pero que yo, de forma personal, agradezco enormemente. Este caballito de madera despertó en mí un gran deseo de libertad. Me hizo conectar fuerte con la fuerza, la pasión y la belleza; emociones que quiero sigan presentes durante mi 2015…

Es tiempo de recuentos, de introspección, de mirar hacia atrás y evaluar el camino recorrido durante el año, de preguntarnos qué hicimos bien y qué hicimos mal, para acuñar los aprendizajes y las herramientas que hemos ido recogiendo en el camino. Hoy conecto con este tiempo desde el agradecimiento. Agradezco desde lo más simple que me dado la vida hasta lo más misterioso y complejo. Agradezco poder ver con claridad (literal y metafóricamente), tener energía para levantarme de mi cama y poder caminar; agradezco poder ver la luz del día, sentir el calor del sol sobre mi piel, sentir como la brisa del viento acaricia mi cara. Doi gracias a dios por poder hablar, comer, respirar…sentir los olores y los sabores de los alimentos, de la vida…cosas que cuando estamos sanos nos parecen tan obvias, que hacemos de forma tan automática, pero cuando nos enfermamos y nos vemos imposibilitados de hacerlas tomamos conciencia del gran regalo que son.

Agradezco infinitamente a la vida la gran red de apoyo con la que cuento, de cariño y amor infinito; de amigos reales, leales, con los que puedo contar en las buenas y, sobre todo, en las malas. Gente sincera, generosa, bondadosa, que me entrega su apoyo y amor incondicional, que me llenaron de fuerza y energía día tras día durante mi larga estadía en el hospital. Agradezco enormemente al Universo el regalo que le dio a mi alma al haberle permitido llegar a la hermosa familia que eligió, con unos padres y una hermana que han sido tremendos maestros de vida; seres de inmensa bondad, sencillez y sabiduría, que me han enseñado lo más bello de la vida, que me han enseñado a ser simple, real, y por sobre todo, a amar.

Me siento tremendamente privilegiada por contar con un grupo de amigas que mantengo desde la época del colegio; mujeres de gran valor que me acompañan en cada uno de los pasos que doi, y que me permiten acompañarlas en los que ellas también dan. Juntas hemos ido cultivando y construyendo una relación de amistad que ha traspasado los años, las distancias físicas y las distintas circunstancias de vida que aparentemente pudieran haber generado diferencias, pero no, nuestros caminos siguen más unidos que nunca…es una suerte y una bendición contar con ellas…La Carito reflejó perfecto mi sensación en sus palabras de saludo/agradecimiento navideño: “esta Navidad ha sido particularmente especial…hay harto que agradecer, pero hay harto que aprender también, harto que sentir de maneras diferentes…pero es rico saber que una puede hacer eso con la certeza que no está sola…que tiene grandes amigas que la acompañan…que se puede dar el espacio de vivir intensamente, de aprender intensamente, de dejarse caer!…de parase y abrir los brazos y caer, teniendo la certeza de que existe una malla protectora, una cama elástica abajo sostenida por ustedes...” Creo que la dimensión del vínculo de nuestra amistad queda de manifiesto en Conexión del corazón.

Hoy entiendo a mi querida Damaris cuando me decía, constantemente, que era muy amada. No puede ser de otra manera; hoy recuerdo a todas las personas maravillosas que se han cruzado en mi camino, y en especial a quienes fueron apareciendo durante mi enfermedad, y veo que son verdaderos ángeles, partiendo por ella...Gente que me llenó de amor y que me entregó mensajes de vida muy lindos a través de su ejemplo, de su forma de actuar, de sus actos. Cuento algunos de estos en Energía femenina. Agradezco al Universo por cada uno de estos regalos.

Agradezco desde lo más profundo de mi alma a todos los ángeles, arcángeles, guías, maestros y seres de luz que han intervenido en mi recuperación, que sé han obrado milagros. Gracias por su intervención divina, por su energía, amor y dedicación. Agradezco a mis ángeles y maestros por su eterno amor y protección, por ser guía y manifestarse constantemente en mi vida, por entregarme un mensaje que me da claridad cada vez que lo he necesitado, especialmente a Halorim, mi maestro protector…En Ángeles, arcángeles, guías, maestros y seres de luz escribo sobre uno de los episodios en que ellos se han manifestado en mi vida.

Estoy tremendamente agradecida de los regalos que me ha enviado el Universo, incluido mi cáncer, mi maestro. Hoy me encuentro en un estado de paz interior, armonía y conexión que nunca había sentido. Tengo claridad absoluta de quien soy y que quiero para mi vida; soy capaz de distinguir con claridad qué es mío y qué es de los demás; soy capaz de ver qué me une y qué me separa de cada persona, y lo acepto con amor. Ya no me juzgo, ya no intento encajar ni responder a lo que se espera que sea o haga, simplemente dejo fluir a mi ser interior, lo dejo ser libre…Y con gran sorpresa, como me hizo ver mi queridísima amiga Paula, estoy volviendo al origen, a lo que siempre fui, a lo que siempre quise…las respuestas siempre estuvieron dentro de mí. Y cuando hay amor todo fluye; así se han ido presentando las personas, las oportunidades y las situaciones que me llevan a los caminos que quiero transitar, y estas son señales de la vida que me van mostrando hacia donde debo dirigir mis pasos. Hoy mi corazón es el que me guía, y él nunca se equivoca…


Cito nuevamente a mi inspirada amiga Carolina…


“La vida puede fluir de maneras diferentes a las que uno espera pero que eso no significa que no sea lindo, que no se pueda disfrutar y que no haya amor y cariño…lo único que importa es el amor…”


Como regalito navideño les comparto una de las canciones más hermosas de la gran cantautora nacional Violeta Parra, “Gracias a la vida”…




Infinitamente agradecida de la vida, Paulina


domingo, 21 de diciembre de 2014

No quiero ser buena, quiero ser VERDADERA!

Llevo una semana de radioterapia (última etapa de mi tratamiento), lo cual significa, entre otras cosas, que estoy próxima a volver “a la realidad”. Esto me provoca un montón de sentimientos encontrados. Por un lado estoy mega feliz y ansiosa por recuperar mi independencia, volver a mi mundo y a una ciudad que con el tiempo se ganó mi cariño. Me entusiasma la idea de reintegrarme a mis actividades, rearmar mi vida y volver a conectar con todas las cosas buenas que esto implica. Pero hay un aspecto que me genera cierta angustia, y es retomar la vida laboral…pienso en esto y se me revuelve la guatita y se me aprieta el pecho; mi cuerpo se manifiesta, lo rechaza. Y me da pena y me siento culpable por sentir así, pero es real, y no puedo hacerme la lesa. Ya no…

Durante mucho tiempo me puse el traje de doncella, un traje que ya no me queda. Jugué el papel de niña buena, una que siempre hacía lo que los demás esperaban que hiciera, una que no causaba problemas y siempre estaba atenta y dispuesta a las necesidades de los demás, postergando incluso mi propia felicidad. Pero ese traje está viejo y gastado y ya no me queda. Hace rato que se viene cayendo a pedazos, dejando aflorar mi verdadera piel, una que por cierto puede parecer más oscura, pero es real. Hoy tengo la madurez y la fuerza necesarias para estrenar mi nuevo traje, uno que me calza perfecto, como hecho a la medida, porque es MI VERDADERA PIEL. Siento que esta enfermedad era la última sacudida que necesitaba para terminar de romper el viejo traje de doncella y sacar a la Lilith que llevó dentro, que hace rato venía pujando por salir.

Este año me ha enseñado la FLEXIBILIDAD. La vida se ha encargado de mostrarme que las cosas no siempre tienen que hacerse a mi modo, y que lo que yo pienso/quiero no es la única ni la mejor forma de hacerlas, sino que es sólo una más. Mi enfermedad me ha obligado a cultivar la paciencia, a saber esperar, a entender que las cosas no suceden cuando yo quiero, sino que simplemente pasan cuando tienen que suceder, y que no puedo hacer nada al respecto…Me ha obligado también a adaptarme a los cambios que se han producido en mi cuerpo; a aprender a mirarme, a reconocerme, a reconstruirme, a revalorarme…Me enseñó también a pedir ayuda, cosa que no sabía hacer, y que seguramente deberé continuar aprendiendo; a soltar apegos, fijaciones, a quitarme pesos…Este ciclo también me regaló la CREATIVIDAD. Me permitió conectar con el disfrute de la vida, me enseñó a valorar el goce, a redescubrir mis talentos, a redescubrir quien soy y que es lo que me gusta. Y el cáncer definitivamente vino a intensificar este despertar.

El cáncer me ha hecho replantearme la vida, naturalmente, y si bien siento que iba por el camino correcto, creo que uno de los mensajes que me quiere entregar el Universo a través de esta enfermedad es que debo conectar más con el corazón y menos con la cabeza. Una de las áreas en que más me hace ruido este mensaje es en lo laboral. Siempre he sentido que hay algo de mí que no encaja en la profesión que escogí (Ingeniería Civil Industrial). Si bien hay muchas cosas en las que me reconozco como ingeniera, siempre he tenido la sensación de que no calzo en el mundo de la ingeniería, siempre he sentido que soy una ingeniera atípica, ya que no tengo los mismos intereses ni ambiciones que el común de mis colegas…Nunca me ha interesado el reconocimiento, ni los cargos, las jefaturas, las gerencias, el estatus o el poder. Me cargan las luchas de egos y de poder que se generan en las empresas e instituciones; me empelota la gente irresponsable y poco comprometida; me entristece ver que hay personas a las que no les importa su pega, que les da lo mismo si lo que hacen genera un efecto negativo en los demás y que ni siquiera se dan el tiempo de analizarlo, simplemente velan por sus intereses personales…por cumplir o por brillar.

Hoy siento que se rompe en mí la creencia en el sistema que me/nos han enseñado. Desde hace un buen rato la vida ha ido cruzando en mi camino mujeres valientes que siendo fieles a su ser interior han ido buscando nuevas formas de vivir, las que a ellas les hacen sentido. Amigas muy cercanas me han permitido transitar con ellas sus procesos de cambio y de su nuevo andar, y me hacen sentir profundamente orgullosa de mi género. Estas mujeres han dado rienda suelta a su creatividad y han ido moldeando su nueva vida, una diseñada a su medida. Y esto es lo que invade mi cabeza y ocupa mi alma en estos días. En esto anda volando mi imaginación y se despierta mi creatividad, en dar forma a la vida que quiero…¿Por qué tengo que luchar contra mí misma para motivarme por algo que de fondo no me motiva, que no me mueve, que no me llena el alma??? Ya lo intenté. Me conté hartos cuentos, vi las cosas de todas las formas que se me ocurrió para encontrar un algo que a mí me hiciera sentido; y a ratos lo logré, pero aun así no fue sostenible en el tiempo, siempre lo perdía, porque de fondo no era a lo que vine a esta vida…

Es tiempo de creer en mi misma. Siento que la verdad se levanta, estoy expuesta; hay un cambio de valores y prioridades, ya no me interesa cumplir con lo que los demás esperan de mí, lo importante ahora es cumplir conmigo misma. Y me estoy escuchando, fuerte y claro, como nunca antes lo hice en mi vida. No quiero volver a sentarme detrás de un escritorio 8 horas al día; quiero relacionarme con PERSONAS. No quiero ponerme tacones y vestidos elegantes; quiero andar con jeans y zapatillas! No quiero lidiar con egos y envidias; quiero estar en un ambiente de humildad, respeto y colaboración. No quiero un trabajo de individualismo; quiero voces creando en comunidad…Calidad de vida!!! Eso es lo que quiero, eso es lo que me importa; y lo que está bien para mí puede que no lo esté para otro, y no importa! Todos somos distintos, vinimos a experimentar distintas cosas a esta vida, y todo está perfecto, sólo que a mí me toca VINCULARME.

Hasta el momento no tengo un plan de esos que necesitas para sobre-vivir (comer, alimentarte, vestirte, pagar las cuentas, etc.), pero tengo otro plan que es infinitamente más importante: SER FIEL A MI MISMA. El 2015 voy a hacer lo que me gusta, lo que me hace vibrar, lo que me llena el alma; voy a construir mi propio camino, sé que tengo toda la fuerza y las herramientas para hacerlo (me lo dijo un sueño). Sé también que no será fácil, que me sentiré sola contra el mundo (el colectivo social), pero también sé que encontraré otros como yo en el camino (ya las siento) y que eso me dará fuerzas para salir adelante. Confío en que el Universo me ayudará a tomar las decisiones correctas; seré paciente y esperaré hasta saber qué hacer y sentir cuando sea el momento adecuado…sólo tengo que abrir mis alas para volar…


rEVOLución!!!

Un abrazote con todo el fuaaaa!

Paulina

PD: Gracias Paula Carolina Susana, Ale Paz, Caro Lina, Jose Gonzalez y Jeca Pizarro por ser mujeres valientes e inspiradoras… 


lunes, 15 de diciembre de 2014

Un viajecito hacia el interior…

Hace varios años inicie un viaje; un viaje hacia mi interior. Despertó en mí una profunda necesidad de entender que monos pintaba yo en esta vida; no me cuadraba eso de que nacemos, vivimos, morimos, nos vamos al cielo si nos portamos bien o al infierno si nos portamos mal, y ya está. No me hacía ningún sentido…Así que empecé con una intensa búsqueda, de forma un poco inconsciente al principio, más bien instintiva, guiada por el sabio Universo. Se me fueron presentando las personas, los libros, las situaciones y experiencias que me permitieron ir conociéndome y armando mi visión personal de lo que significa mi paso por esta vida, de la cual, como bien dice la Ji, somos pasajeros.

Creo que la visión que tengo de la vida es lo que me tiene hoy feliz y tranquila. Entiendo la enfermedad que estoy transitando (cáncer de mama) como una estación más en la ruta de mi vida; una en la que si me detengo y me comprometo a explorar a fondo, me permitirá conocer mucho más quien soy y a que vengo. Por eso, aunque para muchos suene extraño, agradezco esta enfermedad, y hasta me atrevería a decir que la bendigo, porque a pesar de todo lo mal que lo he pasado, lo que he aprendido de mi misma, y lo que he crecido, para mí vale la pena.

Y esto no se termina aquí, no señores! Como todo en la vida, a mi parecer, esto va en espiral. Vamos subiendo y evolucionando, pero a la vez vamos pasando una y otra vez por los mismos puntos; los mismos temas se nos repiten una y otra vez, y es porque en cada pasada tenemos algo nuevo que aprender, algún aprendizaje que profundizar, y así vamos avanzando en este lindo espiral. Pero siempre solemos pensar que hemos aprendido la lección y que estamos listos y resueltos con el temita X que tanto ruido nos causó (por lo menos eso es lo que me pasa a mí), pero nooo, la simpática vida se encarga de sacarnos una carcajada y mostrarnos que na que ver poh, que no estábamos na tan resueltos como creíamos, sino que por el contrario, todavía tenemos tremendo rollo! Jejejejeje. Pero esa es la gracia de esta vida en espiral, y por eso dije que era lindo, porque en cada pasada vamos avanzando a capas más profundas de nuestro ser y eso nos va haciendo crecer como personas ¿Qué lindo no? Bueno, esa por lo menos es mi visión de la vida…

Y como la vida es un continuo aprender, y se nos repiten las mismas cosas, me sentía muy feliz y resuelta con mi cáncer, trabajando aún varias cosas por supuesto, pero tranquila y contenta porque me quedaba sólo la última etapa del tratamiento (la radioterapia), cuando repentinamente mis ojos empezaron a molestarme; los tenía irritados, así como cuando te da conjuntivitis, y como me conozco, sé que cuando eso me pasa hay algo que no quiero ver...Otra vez! Pucha! L Yo creía que ya había aprendido a mirarme (ja!), pero no poh, resulta que mi sabio cuerpecito me estaba diciendo lo contrario; con algo me estaba haciendo la lesa…

Bueno, una vez se me paso la mini pataleta al encontrarme otra vez en la misma, intente ver que era aquello que no estaba mirando, y como no es nada fácil, le pedí ayuda a mi querido Universo. Y funcionó! (gracias querido!). Esta vez se manifestó a través de una personita que me dijo justo lo que necesitaba escuchar para que me sacara el velo de los ojos. Ahora que lo vi, solo me queda trabajarlo. Que fácil suena escrito así…

Me cuesta continuar este post. Me detengo. Hago una pausa de unos días para tomar aire, para ordenar mis ideas, y como siempre el Universo me ayuda. Coincide una junta con la Ale y la Collado en la que les cuento lo que me está pasando y conversamos del tema largo y profundo. Me escuchan, me entienden, me comparten sus experiencias. Y hoy que me sentía con la mente revuelta, y que por lo mismo me desperté muchísimo más temprano de lo habitual, recibo una señal. Sin poder dormir me pongo a navegar en mi celular y me encuentro con una nueva entrada de la Ji; la mujer que literalmente le pone palabras a mi vida…Y leerla hizo que me bajara una necesidad imperiosa por escribir. Y aquí estoy, terminando este post que comencé a escribir hace algunos días…Los sueños, las “coincidencias”, las sincronías de las vida…gracias Universo por los regalitos!!!.

 El título de su nueva entrada dice “Agradecer en fin de año”; el sólo leer esto ya me hizo sentido. Continúo leyendo. La Ji habla de que “algunos insectos alados, como las mariposas, son los grandes representantes de esta nueva era que comenzamos hace unos años; son símbolos, seres de poder en este despertar de consciencia del que somos parte…”Y me cuadro perfecto. No tenía idea de esto, pero de un tiempo a estar parte despertó en mí una fascinación por las mariposas. Siempre las he encontrado hermosas, naturalmente, pero desde hace tiempo siento una conexión distinta con ellas, realmente las siento como seres de poder, y desde hace un rato se han hecho presentes en mi vida de forma distinta, aparecen en momentos muy significativos, de harta conexión, como unas mensajeras…

Continúo leyendo. La Jime comenta que estas semanas nos han traído, además de mucha actividad, una cuota de fragilidad, incertidumbre y vulnerabilidad. – Y pienso, ay siiii!!! Muchas, muchas de todas esas cosas!!! – Comenta también que la segunda mitad de diciembre y hasta marzo-abril, la energía viene muy drástica, muy directa; que nuestros amigos Urano y Plutón se han encargado de “destapar asuntos que teníamos guardados -o queríamos mantenerlos así-, de obligarnos a evidenciar lo frágil y lo poderoso de la condición humana, de mostrarnos cuántas herramientas interiores tenemos frente a las crisis y también que despidamos todo lo viejo: creencias, hábitos, relaciones rancias, apegos. Hemos muerto en 2013 y lentamente renacido desde el segundo semestre de 2014. Estamos en pleno renacimiento, como niños aprendiendo a caminar, sin agarrar del todo el paso firme: todo es nuevo, tenemos que probar, explorar y permitirnos pequeñas caídas, pero ya no retrocesosNos toca caminar con alegría, visión nueva, redescubriendo todo, con mucha flexibilidad… Pero ya no somos niños, lo fuimos. Ahora sabemos, ahora tenemos heridas y experiencias riquísimas en nuestra energía que nos vuelven más sabios…”.

Estas palabras sonaron fuerte en mí. Eso fue lo que me pasó esta última semana. Se destaparon asuntos que tenía guardados, que no quería ver, que me dolían. Esta enfermedad me ha hecho plantearme asuntos que nunca fueron tema en mi vida. Me ha hecho cuestionar mi relación con mi cuerpo. El cáncer provocó cambios en mi cuerpo; cambios que hasta ahora no había querido mirar, porque me cuesta, porque me duele, porque implica un re-conocerme, un re-construir una relación conmigo misma y después con otro, y eso cuesta; es un trabajo muy profundo, muy intenso...Tenemos muy pegados viejos hábitos y creencias que tienen que ver con el valor que damos a lo externo, y el cuerpo forma parte de eso; y no es más que una máscara, un envoltorio. Por supuesto que debemos cuidarlo y quererlo, es lo que nos permite transportarnos en esta vida, es la manifestación tangible y reflejo de quienes somos hoy, nos permite expresarnos, pero ya ésta. Pasamos a otra vida y el cuerpo muere. No hay más. No es lo que nos da valor. Es sólo uno de nuestros 10 cuerpos espirituales, según Yogui Bhajan; la capita exterior. Todo cambia, y lo que vemos hoy será distinto mañana…

Pero esto, como todo, tiene también otra mirada. Porque junto con mostrarme lo frágil que soy también me ha mostrado lo poderoso de la condición humana. Esa fuerza que hay dentro de mí  para re-construirme; las herramientas interiores que tengo para pararme y hacer frente a las crisis, y salir adelante con más herramientas que antes. Como bien dice la Ji, y siento que literalmente este fue mi caso, he muerto el 2013 y lentamente renacido desde el segundo semestre de 2014; y me siento en pleno renacimiento, aprendiendo de nuevo, a conocerme, a mirarme y a mirar el mundo desde mi prisma personal, ese que he ido afinando con cada paso que he ido dando en esta y en mis otras vidas. Y hoy abrazo quien soy y abrazo mi nuevo cuerpo, con lo que está y lo que ya no está (en esto estoy, y sé que me tomará un tiempo este proceso, pero eso estamos trabajando para aquello…); abrazo mis cicatrices que, como bien dijo mi observadora amiga Caro Lina Collado, están justo en mi tercer, cuarto y quinto chakra; y como bien dijo mi asertiva amiga Ale, son muestra de un conocimiento encarnado; y las quiero profundamente porque son reflejo de esas heridas y experiencias riquísimas que están en mi energía y me vuelven más sabia…

Y por esta visión de vida es que hoy me siento feliz y tranquila transitando mi cáncer. Porque (gracias Ji nuevamente por ponerle palabras a lo que pienso) tengo la convicción de que venimos a esta vida a experimentar muchas cosas, y a veces nos corresponde vivir ciertos dolores para que nuestra alma aprenda ciertas lecciones, y que a través de esas heridas, evolucione. Pero para muchos el dolor es algo mal entendido. Es visto como algo indeseable, casi como un castigo; yo siento que no es así. Hay muchos regalos también en aquello que es incómodo, que duele, porque nos permite crecer, y a medida que vamos creciendo vamos encontrando paz interior y nuestra alma se va engrandeciendo; sólo tenemos que abrir los ojos del corazón para verlo. El problema es que no se nos ha enseñado a mirar con estos ojos, sólo se valora lo que es evidente y en base a esto se catalogan las experiencias en buenas y malas, y eso es lo causa dolor…

Un abrazo con los ojos bien abiertos,

Paulina




martes, 9 de diciembre de 2014

Energía femenina

Ayer leí un artículo, escrito por una mujer, y me dio entre pena y rabia la manera injusta en que descalificaba al género femenino, al decir que somos envidiosas entre nosotras mismas, que nos juzgamos y criticamos cuando usamos faldas cortas o grandes escotes, entre otras cosas de la misma índole. Me dolió porque hoy estoy súper conectada con otra energía, con una de amor y colaboración, de respeto y compañerismo; una en que la energía femenina es absolutamente amorosa. Pero después hice el ejercicio de mirar cómo era años atrás y me di cuenta que también fui como las chicas que describía la periodista en su artículo; también juzgué y critiqué a otras mujeres cuando se vestían o hacían cosas que, bajo mi mirada, “no estaban bien”. Que destructiva es esta energía, pero acepto lo que fui y me perdono, y valoro quien soy hoy y agradezco estar en otra frecuencia.

En contraste, el sábado tuve la fortuna de compartir un círculo de mujeres maravillosas, en la que fue la última luna llena de este año que nos sacudió a todos. En este círculo vibramos una energía de gran amor y respeto, donde nos abrazamos con mucho cariño y aullamos fuerte como las lobitas que somos. Fue súper potente, y además el universo me regaló la posibilidad de compartirlo con dos de mis grandes amigas de la vida, con las que hoy me siento en mucha sintonía; nada es casualidad…

Hace rato me viene sonando fuerte el tema de la autoestima, la capacidad de perdonarme y amarme; de reconocer y aceptar todo lo que soy y lo que no soy, lo que fui y lo que no; y creo que no soy la única que está en ésta; creo también que mi enfermedad vino para sanarme. En el círculo este tema fue recurrente, y me dio gusto ver como mujeres con distintas edades y realidades estábamos en la misma; mujeres que hace rato son mamás, otras que están recién comenzando la maravillosa experiencia de criar, también habíamos varias que no lo somos; en fin, éramos un popurrí de lobitas que fuimos en busca de un espacio para conectar con otras y con nosotras mismas, bajo la luna llena.

Una de las integrantes del círculo, que era precisamente la que tenía más años de experiencia en esta vida, hizo un comentario que me llamó mucho la atención. Ella se mantuvo observante y callada durante la mayor parte del ritual, y cuando le preguntaron si le gustaría comentar algo, dijo, entre otras cosas, que se llevaba en el corazón cada una de las cosas que habíamos dicho. Su comentario me pareció súper humilde y sincero; ella, la mujer de más experiencia, que sabía mucho más de la vida que la mayoría de las que estábamos ahí, se dedicó con respeto a escuchar nuestros comentarios y valoró los testimonios que las demás habíamos compartido aquel día. Su actitud es digna de toda mi admiración. Esta mujer nos enseña que en la vida nunca terminamos de aprender, todos tenemos algo que aprender de los demás, incluso de quienes parece que pudieran saber menos que nosotros; sólo basta mirar y escuchar con humildad.

Últimamente ha sido así, la vida ha puesto en mi camino a muchas mujeres que se han ganado mi respeto y admiración, por distintos motivos. Cuando estuve en la UCI conocí una enfermera muy amorosa que sufría de fibromialgia (enfermedad crónica que causa dolores musculares y cansancio). Ella siempre me daba ánimo y me decía que yo era su regalona, que le gustaba mi actitud porque siempre tenía una sonrisa en la cara. Me contaba que por su enfermedad técnicamente ella no debería trabajar, ya que habían noches en las que no podía dormir y días en que casi no se podía levantar; pero tiene tanta vocación y ama tanto lo que hace que en los días difíciles se da fuerzas y se levanta igual, y contra viento y marea sigue ejerciendo su profesión; incluso tuvo que ocultar su diagnóstico para que no la despidieran, nadie en el hospital sabe de su enfermedad. Esta chica sí que es poderosa, y nos muestra que querer es poder; no hay nada que el poder del amor no pueda superar, sólo depende de nuestras ganas.

La señora Rosita, encargada del aseo en la torre (que es el pensionado de la clínica), es otra gran mujer que se ganó mi cariño, respeto y admiración. Ella es una viejita súper dulce, que hace su trabajo con mucho gusto y dedicación porque valora lo que hace, le gusta ver las habitaciones limpias y ordenadas porque cree que así los pacientes se sienten más cómodos. Además, ella siempre se daba el tiempo de saludarme dulcemente y preguntarme como estaba, y cuando yo podía hablar, se quedaba conversando largo rato conmigo. Su actitud habla de que cada labor es importante y depende de uno darle un significado. Cada tarea que realizamos es un acto divino.

La Sandrita, paramédico de la torre, no hubo día que no llegara a mi pieza echando la talla, es tan re simpática!!! Siempre alegre, siempre con una sonrisa en la cara; le gustaba agarrarme pal leseo y hacerme reír. Me acuerdo que cuando le pedía que me lavara el pelo ella se reía y me preguntaba cuál pelo?? Y claro, si yo no tenía pelo jajajajaja, pero seguía pidiéndoselo así, era nuestro juego…También me ponía toallas mojadas en la cabeza y en la espalda y me decía que estaba en un spa. Ella fue una de las personas que hizo de mi estadía en el hospital un tiempo grato. La Sandrita me enseñó que en la vida hay que reír; reír con otros, reírnos de nosotros mismos; todo puede ser un juego! Y así los momentos difíciles son más llevaderos. Depende de ti cambiarle el sabor a la vida.

Fuera del hospital la vida continuó cruzando grandes mujeres en mi camino. La Magda, mi kine, una mujer súper comprometida con lo que hace, es de esas personas que me gustan porque es apasionada, quiere y cree en su profesión y tiene una mirada crítica constructiva, por lo que busca instancias para aportar lo que hace falta. La Claudita, de la misma línea que la Magda, es una enfermera atípica, como ella misma se califica; es una mujer a todo terreno, aperrada, comprometida y apasionada; es de las mías, de las que les gusta hacer bien la pega, como corresponde, por el sólo hecho de mejorar las cosas y otorgar un mejor servicio a la gente, que es, a fin de cuentas, lo que importa. Se nos hacía poco el tiempo para conversar, y eso que pasamos 11 días seguidos, más 3 horas al día juntas! Ella descubrió la enfermera encubierta que hay dentro de mi jejejejeje. Una de las cosas que más me gustan de la Clau, es el valor que le da a las personas. Ella, a pesar de haber estado haciendo trabajo administrativo, nunca dejó de tener contacto con los pacientes, porque eso es lo que le gusta, y se le nota; ella tiene una capacidad para llenar de energía y alegría cualquier lugar. Se agradece la gente con vocación, sobre todo cuando uno está enfermo y depende del cuidado de otro.

La Caro, gran referente, otra gran mujer que el generoso universo puso en mi camino. Esta valiente mujer ha ido renunciando poco a poco a la seguridad económica y la estabilidad que le otorga su profesión de abogado para ir dedicando su tiempo y su energía a lo que es su verdadera vocación, el yoga. Esta bella mujer me ha enseñado que cada cosa tiene su momento, que hay que darle tiempo al tiempo, respetar los procesos, no sobre exigir el cuerpo, ser paciente y hacer las cosas con calma y bien pensadas; una lección que la vida hace rato me viene repitiendo pero que como soy cabeza dura y atarantada, me ha costado aprender.

La Damaris, mi gran maestra, ejemplo de generosidad, maestra en el dar! Esta gran mujer me ha hecho uno de los mayores regalos que he recibido en esta vida, me ha conectado con un mundo divino, uno donde los ángeles, arcángeles, guías, maestros y seres de luz guían mis pasos y protegen mi ser. Es mucho lo que ella me ha enseñado, pero creo que las lecciones más importantes que me ha dado tienen que ver con aprender a abrir el corazón para conectar con lo divino, mirar más allá de lo que los ojos ven y confiar en el amor infinito del universo.

Podría seguir escribiendo miles de líneas sobre estas y muchas otras mujeres que son o han sido importantes en mi vida, o que me han marcado o llamado la atención de cierta manera; el punto es que con esto quiero mostrar la belleza que hay en cada mujer y los tesoros que podemos descubrir si aprendemos a mirarnos, no importa si es una persona que está de paso por nuestra vida o si es alguien con quien tendremos la fortuna de formar un lazo más profundo, todas tienen algo que aportar, cada una deja un mensaje de amor, propio de la energía femenina. Me resuena mucho una reflexión de la Ale en la que reconocía que las relaciones más profundas de su vida las ha establecido con mujeres; lo pienso y me doi cuenta que ese también es ese mi caso…


…La energía femenina es una energía ligada al corazón y a la unión con el Espíritu y con todo lo que nos rodea y es desde el corazón desde donde nuestro mundo será sanado…


Mi útera abraza a tu útera

Paulina


lunes, 1 de diciembre de 2014

Ángeles, arcángeles, guías, maestros y seres de luz

Hace días que andaba rara, tristona, angustiada. Ya no estaba despertando feliz; por el contrario, despertaba cansada, con el cuerpo pesado, adolorido y con ojitos tristes. Yo lo veía claramente, aunque no todos lo percibían. Había entrado en ese estado de preocupación futura, puras tonteras!!! Estaba preocupada por cosas que ni siquiera habían pasado, que no eran mi presente; me había desconectado del aquí y el ahora, y cuando eso nos pasa siempre comienzan los problemas…

Así que decidí recurrir a mis herramientas y me acordé del salmo que la Damy me había regalado, y le pregunté cómo rezarlo. Y lo recé con fe, siguiendo las instrucciones que me dio mi bella guía. Por la noche, por supuesto, medité; esta vez con mucha conciencia de la conexión que quería establecer con mis guías y maestros, y todos los seres de luz que han asistido en mi recuperación, especialmente Halorim, mi maestro. Quería agradecerles todo lo que han hecho por mí y pedir su ayuda para volver a conectarme con mi centro. Luego me dormí. Cerca de las 5 de la mañana desperté sin sueño, sin cansancio, como si hubiera dormido toda la noche; la sensación de pesadez había desaparecido de mi cuerpo y mi mandíbula estaba relajada, y como no me podía volver a dormir, me puse a leer. El sueño volvió recién pasada las 7 de la mañana. Unas horas después desperté con una sensación de gran bienestar y felicidad.

Lo primero que hice al despertar fue contarle a la Damy lo que me había sucedido, sabía que era algo especial; y a medida que le iba mandando wasap me iba dando cuenta de la energía sanadora que me habían entregado estos seres de luz, por primera vez lo había experimentado por mí misma…Nunca jamás me desvelo, en general duermo zzz hasta el otro día, pero este no fue un desvelo común, estoy segura que mi alma estaba tan cargada de energía que mi cuerpo se despertó. Tenía una sensación agradable, de armonía, de paz, de contento; definitivamente no era uno de esos episodios de insomnio en que te das vueltas y vueltas en la cama sin poder dormir y lo único que quieres es que llegue el otro día para terminar con esa tortura; no, esto era algo lindo…

Súper comprobado: cuando pides ayuda con conciencia, el universo te da lo que necesitas. Eso fue justamente lo que hice; pedí claridad, sabiduría y fuerza, y el universo me lo entregó. Desde que recé ese salmo, con fe y convicción, comencé a recibir mensajes del universo; mis angelitos me entregaron un mensaje muy inspirador que hablaba sobre usar el poder de tu imaginación para expandir tus horizontes e imaginar la vida que quieres, y el arcángel Jofiel se hizo presente. A este arcángel se le puede convocar para obtener dirección y fuerza, remover la negatividad y ser claro, sabio y abierto de mente. Además, mis guías me indicaron pedir fuerza para hacer hoy día lo que el universo me está pidiendo. Esto, sumado a la energía que recibí mientras dormía, me dio la claridad, la sabiduría y la fuerza que necesitaba.

Sé que todo esto puede sonar algo loco; desafortunadamente yo no tengo la capacidad para ver o escuchar a los ángeles, arcángeles, guías, maestros y seres de luz, pero sí creo en ellos porque se manifiestan constantemente en mi vida y sí creo que hay personas que tienen la sensibilidad para conectar con ellos, y ahora más que nunca sé con seguridad que estos seres son capaces de obrar milagros porque lo viví.

Cuando estuve hospitalizada ocurrieron muchas cosas bellas, algunas milagrosas, a mi parecer, y una de las más bellas fue haber conocido a la Damaris y haberme conectado con los maravillosos seres de luz de los que ella es intermediaria. La Damy, maestra en el dar, se interesó generosamente en ayudarme sin siquiera conocerme. Durante el oscuro período en que me encontraba hospitalizada sin poder mejorar, ese en que la incertidumbre era la tónica y cada día era peor que el anterior, una amiga en común le comentó lo que me estaba pasando, y ella, después de verme sólo a través de una fotografía, no lo pensó dos veces y comprometió su noble espíritu en ayudarme.

Al principio la Damy me ayudaba a distancia, a través de nuestra amiga en común, quien nerviosa seguía las instrucciones que ella le daba; después empezó a visitarme y me hacía sesiones de manera presencial. Desde su primera intervención las cosas comenzaron a mejorar, rápida y milagrosamente. Recuerdo claramente una vez en que estaba muy preocupada porque mi trastorno de deglución no avanzaba, incluso había sufrido un retroceso, por lo que le pedí apoyo extra en este tema. Esto fue un día viernes, y al lunes siguiente, en la sesión de fonoaudiología, ya se notaba la mejoría; mágicamente había cambiado el rumbo de las cosas…

Esta maestra tiene un don que le permite conectar con ángeles, arcángeles, guías, maestros y seres de luz que le entregan mensajes y le permiten ayudar a los demás y llegar a nuestro centro, incluso más allá de donde a nosotros mismos nos cuesta llegar. Ella tiene una capacidad increíble para leer a las personas, por lo menos esa ha sido mi experiencia; ella puede leerme, aunque no esté conmigo físicamente sabe exactamente cuando algo no va bien, siempre sabe qué me está pasando. Me acuerdo que una vez le pidió a una amiga que estaba conmigo que me preguntara porque estaba enojada con mi papá, y yo ni siquiera tenía conciencia de que estaba enojada con él! Pero así era, estaba molesta con mi papá, y al escuchar esa pregunta tome conciencia de lo que estaba sintiendo.

Esto me quedo súper grabado, ¿cómo alguien podía saber que me pasaba antes que yo misma lo supiera??? Creo que es porque muchas veces nos desconectamos de nosotros mismos, por lo menos a mí me pasa; generalmente, cuando algo me duele no lo quiero ver, lo evado, y eso hace que me desconecte y no pueda hacerme cargo, trato de pintarme la película de que “todo está súper bien” y entro en el automático. Pero al ser interior no podemos engañarlo, él siempre es real, verdadero, y aunque nos hagamos los ciegos y no queramos mirarlo, no podemos hacer desaparecer lo que no pasa. Las cosas simplemente son lo que son…

No sé si logro transmitir en estas líneas la grandeza de lo que me sucedió, es difícil hacerlo, siento que ni yo misma he terminado de dimensionarlo, pero siento que es el momento de compartirlo, así que simplemente sigo mi instinto. Mi intención es compartir mi experiencia con la energía sanadora de los ángeles, arcángeles, guías, maestros y seres de luz, para que otros los hagan presente en sus vidas. Antes de conocer a la Damaris yo sabía de la existencia de estos seres pero no tenía conciencia de su grandeza…lo viví durante mi hospitalización, ellos obraron milagros en mí; después de tantos altibajos, después de haber estado tan mal, de caer y seguir cayendo, de estar cada día peor, todo comenzó a mejorar milagrosamente a partir de su aparición; la recuperación fue sorprendente.

Abrazos celestiales,

Paulina


lunes, 24 de noviembre de 2014

Amasándome

Me cuesta aceptar esto de estar fuera un rato. Es duro ver que la vida sigue sin mí; sigo estando, pero de otra manera, a un costado del camino, como un observador, y a veces como protagonista pero desde otra vereda, una nueva, que no conocía. Las actividades en que participaba siguen sucediendo, pero yo no puedo participar de ellas; mi mente sigue girando a mil por hora, pensando en las mil cosas que tengo ganas de hacer y volver a hacer, y en las que me estoy perdiendo. Hay días en que despierto con full energía, con muchas ganas de vivir como antes, de hacer una vida “normal”, pero mi ser interior se encarga de recordarme que debo ser consciente y cuidadosa con mi cuerpo, que debo ir con calma, que debo darle tiempo a este proceso, y me lo hace saber constantemente a través de mi cuerpo.

¿Qué más te tiene que pasar para que detengas?!!! La otra pechuga??? Una pierna??? Una mano??? Me preguntaba la Caro el otro día. Guau, espero que nada más le respondí; y su pregunta quedo rebotando por días en mi cabeza. No puedo caer en la misma nuevamente, no puedo dejar que se me arranque la chica que siempre está bien, ni la “yo te ayudo”, la “yo debo” o la “yo me la puedo”, porque esas no me funcionaron; no es que tenga que eliminarlas de mi vida, sin duda son parte de mí, pero no puedo dejar que ellas me gobiernen. Es tiempo de que mande el Yo Soy, la verdadera esencia de mi ser, ese que no siempre está bien, ese que a veces necesita llorar y que le permite al cuerpo hacerlo, y que entiende que está bien, porque es necesario botar, limpiar y sacar afuera para que nada se muera adentro y para que nazcan cosas nuevas; ese que se ocupa de sí mismo antes de ayudar a otros porque comprende que es con él su primera responsabilidad y que no es posible dar lo que no se tiene; ese que acepta y respeta quien es y que no se traiciona a sí mismo por hacer felices a los demás o por seguir el camino que ellos creen que es mejor que el que recorre, porque valora quien es y se quiere a sí mismo, por lo que sigue la ruta que su corazón le dicta; ese que se detiene cuando necesita descanso y pide ayuda cuando la precisa, porque se quiere y se cuida.

Es tiempo de ir hacia adentro. De valorar este espacio que me regala la vida, y que difícilmente se repetirá, por lo menos no de esta manera. Es tiempo de conectar con el alma, de escucharla en el silencio y darle aquello que necesita; es tiempo de hacerme cariñito, de regalonearme, de amasarme. Demás que el universo me quiere llevar a un nuevo equilibrio; no puedo hacerlas todas, ni hacerlas todas a la vez jajajajaja, por ahí creo que va el mensaje (uno de los mensajes); todo a su momento…Y así voy a aprendiendo a detenerme, a mirarme, a escucharme, a disfrutarme; a conectar con aquello que me gusta, que me hace bien, con lo que eleva, lo que me llena, y me voy conociendo, y redescubriendo; y voy valorando y agradeciendo este tiempo, y lo voy abrazando, y me lo vivo con conciencia, agradecimiento y alegría, pero en conexión con las luces de las emociones.

Se me viene a la mente un artículo que leí hace unos días que se titula “Los 10 mandamientos del siglo XXI”, donde se propone un nuevo decálogo que permita integrarnos como individuos que sirvan para sanar al colectivo entero. Estos serían los diez mandamientos a la luz del sol que alumbra hoy:

1.    No darás a nada ni a nadie el poder de ser quien eres, no revestirás de poder ningún símbolo ni te postrarás ante él: el mayor don de cada cual es el de la responsabilidad sobre sí mismo. Nada fuera de ti te salvará, y si lo hace, es porque te recordó tu propia potestad natural.
2.    No te pondrás a prueba si sabes de antemano que no vas a cumplir lo que te prometiste. No prostituyas ni tu nombre ni tu palabra. No te desprecies por ser quien eres y cultiva aquello que amas en ti.
3.    Santificarás cada día de tu vida, atesorarás cada momento del día, bendecirás cada latido de tu corazón que hace que tu sangre fluya, es decir, que vivas. La vida es pura fiesta, continua e inconmensurable. A pesar de que haya momentos desagradables, siempre merece la alegría, que no la pena, vivirla.
4.    Honra tu capacidad de seguir adelante y de superarte ante la adversidad. Santifica tu pecho, lugar al que regresarás cada vez que estés dolido. Ama tu capacidad de acción y también tu habilidad para acogerte a ti mismo.
5.    No matarás el espíritu genuino que hay en ti, tu capacidad de entusiasmarte, tu niño interior. Tampoco aniquilarás el de cada cual, más bien procurarás vivir dejando que cada cual viva lo suyo, sin interceder ni modificar nada, y menos aún si no fuiste invitado a hacerlo.
6.    No te traicionarás a ti mismo queriendo seguir el camino que otros trillaron por pensar que es mejor que el que tú recorres. La vía hacia la autenticidad transita sendas solitarias. Ya te encontrarás con otros compañeros de viaje. De momento persevera en lo que eres, en lo que haces.
7.    Nada para ti que no sea tuyo. Nada para los otros que no venga de ti. Exige lo que te mereces pero respeta lo que no te pertenece. No hay nada más triste que apropiarte de los logros de otros. Busca los tuyos, brillan más que el oro.
8.    No mentirás, porque eso te divide a ti mismo entre lo que vives y tu ficción insana por vivir otra cosa. Sé auténtico y amarás lo que te rodea. Donde campa el amor, no hay lugar para la patraña. En lugar de calumniar, busca materializar esa mentira en una verdad.
9.    No harás espacio en tu mente, en tu pecho, en tu sexo ni en tu cuerpo que te divida y te haga dudar de quien eres: escúchate antes de actuar, siente después de cada acción. Si no te acerca un paso más al centro de ti mismo, abandona. Que tus acciones se parezcan cada vez más a quien realmente eres.
10. No consentirás que la envidia se destile en tu hígado. No hay mayor desprecio hacia lo que uno es que despreciar lo que se tiene. Cuida de tu parcela siendo siempre ejemplo de ti mismo, así el mundo se convertirá en un inmenso jardín.

Al leer este decálogo me hizo mucho sentido lo que estamos viviendo; este tiempo que nos obliga a vernos, a ir hacia adentro, y que nos invita a cultivar y venerar la divinidad de nuestro ser y a seguir los dictámenes del corazón, sin cuestionarlos, con valentía y coraje; un tiempo que nos invita a mirarnos y mostrarnos tal como somos, sin caretas, sin importar lo que los demás esperan/quieren de/para nosotros; un tiempo que nos invita a amar lo que somos y lo que no somos, y a entregar nuestros tesoros a los demás, con humildad y respeto.

Siento que la invitación que nos hace el universo es a reconocer lo divino que hay dentro de nosotros; a buscar en nuestro interior y no en el exterior, porque todo lo que necesitamos para ser felices ya lo tenemos, está en nosotros. Creo que la vida nos invita a valorarnos, respetarnos y amarnos - es hora de que entendamos que sólo así podremos valorar, respetar y amar a otros - y nos insta a compartir y entregar nuestros dones al mundo, con seguridad y convicción, de esta forma podemos contribuir a hacer de este un mundo mejor.

Abracémonos, disfrutémonos, amasémonos!!! Agradezcámosle a nuestro cuerpo y a nuestra alma lo fuerte y valiente que han sido al soportar y sobreponerse a todas las tormentas que hemos enfrentado en esta vida; honremos nuestra capacidad de seguir adelante y superarnos ante la adversidad. No demos nada por sentado ni restemos importancia lo que hemos hecho al pensar que es lo que teníamos que hacer, démosle el valor que corresponde! No olvidemos que nosotros no elegimos lo que nos toca vivir (sí somos responsables y co-creadores de lo que nos pasa), pero elegimos como enfrentarlo, por lo que sí tiene valor todo lo que hemos hecho. Y no es egoísmo ni egocentrismo, es amor por nosotros mismos y los demás!!!!

Paulina


viernes, 14 de noviembre de 2014

Conexión del corazón

Hace rato que tenía ganas de escribir esta nota, pero no se había dado…y cómo todo tiene su momento (esto ahora más que nunca lo entiendo), esperé pacientemente hasta que éste llegara. Y llegó, como llegan todas las cosas que se tienen que dar en la vida, y una vez más fue a través de algo que leí en un post que escribió la mujer que pone palabras a mi vida, la Ji.

Como ella bien dijo, hay personas con las que te encuentras y te conectas profundamente y otras cuya vibración simplemente no se da, por más buena intención que haya. “Hay ciertas frecuencias que te unen y otras que no, y algunas que en un momento sintonizan y después pasan, que dejas, porque vamos cambiando y luego no te encuentras aunque haya cariño o buena onda, simplemente no se da, y está bien, sólo que socialmente no es bien visto dejar de ir a ciertas cosas o personas cuando antes sí te encontrabas, pero en estos tiempos de gran honestidad la vibración ya no habla, grita, y casi que te impide conectar con situaciones, espacios y gente que no, que están en frecuencias distintas y/o donde el ciclo se ha cerrado”.

Ay que sentido que me hacen las palabras de la Ji!!!! Lo vi súper claro cuando estuve en el hospital; la frecuencia se siente, tu cuerpo reacciona, se manifiesta, y no puedes evitarlo o hacerte la loca, simplemente la conexión del corazón se da o no se da. El otro día lo conversábamos con la Dani, porque hey! a todos nos está pasando. En estos tiempos de gran honestidad la energía se manifiesta fuerte y claro.

Les quiero contar una historia. Una de las más maravillosas y mágicas de las que he sido protagonista, en la que queda clarísimo cómo se manifiesta la conexión del corazón. Cuando estuve en mis peores días de hospitalizada, pasaba la mayor parte del tiempo durmiendo porque me tenían sedada. Recuerdo claramente que la primera vez que desperté de este sueño profundo escuché la voz de mi mamá y mis amigas del colegio conversando afuera de mi habitación, así que cuando entró una enfermera, le pedí que las hiciera pasar. La enfermera salió de mi pieza y a los pocos minutos volvió a entrar y me dijo que no había nadie afuera, sólo médicos y personal del hospital, ninguna visita.

Guau…quede plop, como Condorito. De verdad que no entendía nada. Yo las escuchaba fuerte y claro, hasta podía escuchar lo que estaban conversando!!! Qué estaba pasando??? Me estaba volviendo loca??? Fue lo primero que me pasó por la mente jajajajaja…pero cómo, si era tan real…Bueno, lo deje ahí y continué con mi vida de hospital. Al rato me volví a dormir, pero al despertar las voces seguían ahí. Entró otra enfermera y decidí hacer un segundo intento, pero obtuve nuevamente la misma respuesta. Esto no podía ser producto de mi imaginación, cómo tan creativa? Escuchaba sus voces, sus conversaciones, estaba ahí!!! Era real.

La mayoría de mis amigas del colegio vive en Valparaíso, y cómo yo estaba hospitalizada en Santiago, sólo nos veíamos los fines de semana. Definitivamente las extrañaba, ellas son una parte importantísima de mi vida; son mis amigas de siempre, mis compañeras de vida, con ellas crecí, me convertí de niña a mujer, conocen toda mi historia, han visto toda mi evolución, me han acompañado en todas mis penas, en todas mis alegrías. Como dicen por ahí, las amigas son la familia que eliges, y nosotras realmente somos una familia; hay entre nosotras un profundo amor que ha traspasado las barreras del tiempo y la distancia.

Los días en el hospital son largos; ahí la cosa funciona desde muy temprano y para mí el dormir fue todo un tema. Estuve semanas sin poder dormir, apenas pegaba un ojo, así que mis días eran más largos aún que para el común de los pacientes. Las horas que estaba despierta no podía hacer mucho para entretenerme, porque por el síndrome que me atacó me hacía tener la presión por las nubes, me sentía súper mareada y veía doble, así que cero posibilidad de leer, ver películas, series, docus, tele, hacer manualidades o cualquier actividad de esas que solemos hacer para distraernos, y como tampoco podía hablar ni moverme de mi cama, no había casi nada entretenido que pudiera hacer.

Así figuraba, desprovista de todo estímulo externo, de todo aquello que me pudiera sacar del momento presente, de lo que estaba viviendo; el universo me obligó a mirar cara a cara mi realidad, mi dolor, mi sufrimiento, mi malestar, mi miedo, mi angustia, mi vulnerabilidad; y aquí se produjo el mayor de los encuentros, el encuentro con mi ser interior. Y así comenzó todo, la vida tuvo que sacarme de cuajo de mi vida y alejarme de todo lo que estaba a mi alrededor para que entrara en la noche oscura del alma; ese capítulo duro pero revelador, donde nos enfrentamos a nuestros miedos, a quienes somos. No es que antes no haya estado haciendo un trabajo espiritual, hace rato venía haciéndolo! Pero, como tan asertivamente me dijo la Ji, tenía tantas ganas de aprender y de crecer, que el universo me escuchó, y me mandó a un curso intensivo, y me pasó todas las lecciones de una vez; total, se supone que yo era capaz de aprenderlas (ja!).

Como buena virgo, tenaz y perseverante, no me doi por vencida fácilmente, así que me entregue con todo a la tarea de salir adelante y no decaer ante estas poco favorables circunstancias; y para esto ocupé todas las herramientas que la vida me había ido entregando a lo largo de mi existencia, principalmente la fe y la paz-ciencia (la madre de todas las ciencias); y me dediqué a mirar, a escuchar, a abrir mis ojos y mi corazón, y empecé a contentarme con pequeñas cosas, con los regalitos que el universo me iba entregando a diario; y comencé a alegrarme y a encontrar paz en mi interior, y a valorar lo bueno que tenía en mi día a día, en el momento presente. Escrito así suena simple, suena fácil, pero esto no sucedió de un día a otro; tuve que luchar contra mis demonios, contra mi impaciencia, contra mi deseo de controlar-me, contra mi necesidad de entenderlo y conocerlo todo, pero se puede, con voluntad, conciencia y amor, todo se puede.

Se dice que después de la tormenta siempre sale el sol, pero también el universo nos tira salvavidas cuando estamos en medio de la tormenta, sólo que a veces no los vemos o no los sabemos ocupar. Y ahora remoto la historia que les estaba contando, de la que escribí algunas líneas atrás; esa de la que fui privilegiada protagonista. En mi caso, el primer salvavidas que me envió el universo - y que fue lo que abrió una tremenda puerta en mi corazón - fue el conectar en otra dimensión con mi madre y mis amigas. Y aquí me resuenan un montón otra frase de la Ji: estamos viviendo en mundos paralelos o múltiples y esto se nota cada vez más; y sí, definitivamente esto fue lo que yo viví.

Cuando dije que escuchaba a mi mamá conversar con mis amigas como si estuviera afuera de mi habitación pero que no estaban físicamente, fue justamente eso; estaban ahí, conmigo, pero en otra dimensión, en un mundo paralelo. Y esto lo entiendo hoy a cabalidad. En ese entonces, cuando sucedió, me limite a vivir la experiencia. Escucharlas, me daba calma, me daba paz y me transmitía un inmenso amor; me hacía sentir acompañada, en esos que fueron mis días más críticos en términos de salud en el hospital. Así que pasaba las horas con los ojos cerrados escuchándolas, sintiéndolas, visualizándolas; incluso a veces podía verlas sentadas en la sala de espera, a veces de frente, otras veces en ronda; lo importante es que hora a hora y día a día, durante ese período, estuvieron conmigo y me entregaron muchísimo amor.

Después deje de escuchar a mi mamá, y mis amigas ya no conversaban entre ellas sino que cantaban, me cantaban a mí, y siempre entonaban la misma canción. No era una canción inventada por ellas, era una canción que cantaba una mujer en la vida real; no recuerdo el nombre de la cantante ni la letra de la canción pero me acuerdo claramente que la Ale le dijo a las demás que su canto me daría fuerza; sólo ella y la Collado conocían ese tema, así que se lo enseñaron a las demás para que pudieran cantar todas juntas, así tenía que ser para que funcionara. Y así fue. Escuchar sus voces dulces y melodiosas entonar ese mantra provocaba un efecto en mi alma; la letra, la melodía y sus voces eran energía pura que penetraba en todo mi ser y me llenaba de fuerza y amor; me alegraban profundamente.

Hace poco tiempo conecté con este recuerdo, la experiencia más linda y mágica de mi estadía en el hospital, y por qué no decirlo, una de las más lindas y mágicas de mi vida; y por supuesto se los conté a mis amigas. Fue un momento de muchísima emoción, se me erizaba la piel mientras les contaba y las lágrimas rodaban por mis mejillas, y ellas, con gran emoción también, me confirmaban que así fue; que día a día lo primero que hacían por la mañana era hablar de mí y comentar las noticias que cada una tenía, y me enviaban buenas energías y muchísimo amor, y que en eso se pasaban los días.

Con esta información terminé de entender lo que había vivido: un encuentro de almas en otra dimensión, una que no comprendemos, una que sólo se da si existe conexión del corazón. Quizás a muchos de los que lean esta nota les parecerá que todo fue producto de mi imaginación, que no existe tal cosa, pero estoy segura que no soy la única que ha vivido una experiencia de este tipo, y sé que esta historia hará sentido a quienes estén preparados para conocerla. Pueden o no creerla, así es el mundo del amor, el mundo de la fe; no podemos ver con los ojos de la cara ni explicar lo que sucede de forma racional, hay que ir más allá; como La vida de Pi, una historia extraordinaria que puedes o no creer, depende de lo que diga tu corazón.

Besos mágicos!

Paulina

PD: Comencé esta nota en mi casa pero la vida quiso que la terminara en el hospital, en el lugar donde ocurrió esta mágica historia, pero esta vez en condiciones muy distintas…que curiosa es la vida verdad???

jueves, 30 de octubre de 2014

Abrazando la incertidumbre

La incertidumbre, una gran compañera de ruta

Hace unos días leí el blog de la Ji, una súper astrologa que escribía sobre la incertidumbre, sobre el gran potencial que nos ofrece este aire de cambio donde no podemos aferrarnos a nada externo…sólo a nuestro Yo Soy. También escribía sobre el momento bello e importante que estamos viviendo; este gran cierre de ciclo, tiempo de decir adiós y soltar, de transformar y limpiar; tiempo también de un nuevo comienzo, uno mucho más auténtico, que nos permite ser más libres y reconectar con nuestra capacidad de entregarnos a la experiencia de morir (cambiar) para renacer y así transformar.

Y pucha que me hizo sentido!!! En esa estoy, desde hace un buen rato. Sus palabras hicieron clic en mi mente y pusieron a vibrar mi corazón. Al final la vida es eso; miro a mi alrededor y todos estamos en la misma, viviendo en la incertidumbre, que no es mala ni buena, sólo es; depende de cómo la lleve (acepte) cada uno en su vida. Podemos quedarnos pegados en seguir intentando controlar y anticiparnos a todo lo que nos pasa, pero es imposible! y la vida se encargará de mostrarnos que así es…por lo menos conmigo lo ha hecho.

Antes que me diagnosticaran cáncer de mama, viví una etapa nebulosa que me hizo sentir en lo más hondo de mi ser el lado más complejo de la incertidumbre. Tuve que esperar más de dos semanas para saber qué le pasaba a mi cuerpo e incluso después de conocido el diagnostico continué en ascuas, casi hasta el día que me dieron el alta. Desde el comienzo de mi enfermedad, la incertidumbre se hizo reina y protagonista. Los extraños síntomas que presentaba (que detallo en mi post anterior, La llegada del cáncer), nos tenían a todos muy asustados y desconcertados.

El domingo 13 de abril llegué a la Clínica Santa María, acompañada (o mas bien “llevada”) por mis buenísimos amigos Dani y Marquitos. Me atendieron en urgencia y me recomendaron ver un psiquiatra, ya que los doctores sospechaban que tenía una crisis de angustia. Ese mismo día mis papas me fueron a buscar a la casa de Dani y Marcos y me llevaron a Valparaíso, a su casa. El lunes 14 fui a ver un psiquiatra que me recomendaron, quien, luego de hacerme varias preguntas, me dijo que lo mas probable era que estuviera experimentando una crisis conversiva. Al día siguiente (martes 15 de abril) ya no podía tragar ni una gota de agua, por lo que me fui de urgencia a la Clínica Reñaca.

Llegué a la Clínica Reñaca totalmente deshidratada y con la presión por las nubes, no tenía fuerzas para nada, por lo que me dejaron inmediatamente hospitalizada. Aquí pase 8 largos y tortuosos días. Luego de muchos exámenes, y varios días, me dijeron que lo más probable era que tuviera el síndrome de Guillain Barré por lo que me aplicaron un tratamiento con inmunoglobulina. Los días pasaban y yo estaba cada vez peor y los doctores no lograban confirmar este diagnóstico, por lo que no daban ninguna certeza de que el tratamiento que me estaban suministrando fuera el correcto.

Bajo este complejo escenario muchos amigos y familiares recomendaban que me fuera a Santiago, y considerando todos los problemas que habíamos tenido en esta Clínica, decidí irme al Hospital Clínico de la Universidad Católica. En la Clínica Reñaca me atendió un muy buen neurólogo, que me consta estaba muy comprometido con mi caso e hizo lo humanamente posible por ayudarme, pero que no daba abasto para atender a toda una Clínica; por otro lado, las enfermeras y paramédicos (no todas, como en todo hay excepciones), fueron muy poco amables, por decirlo de una manera suave. En resumen, no fue para nada una buena experiencia.

Al llegar a la Católica sentí inmediatamente un alivio en mi interior; nada había cambiado, físicamente seguía sintiéndome igual de mal, pero me sentía segura, el lugar y las personas me inspiraban confianza. Lo que se manifestó fue mi intuición. En este lugar todos eran un amor! Los médicos, enfermeras, paramédicos, las personas que hacían el aseo, los encargados de mantención, todos eran súper amorosos!!! Y eso realmente marca la diferencia. A los dos días de hospitalizada ya habían detectado mi tumor, y en dos días más me habían confirmado el cáncer. Unos días después me explicaron que mi cuerpo, para defenderse del tumor, había generado un síndrome paraneoplásico de Guillain Barré. Esto último fue lo más difícil de diagnosticar, ya que el síndrome se presentó en una variante muy atípica. Era primera vez que los doctores se enfrentaban a esta variante, y más extraño aún era que se presentara en un paciente con una enfermedad de base de cáncer. Por lo mismo, estaban aprendiendo conmigo. No tenían claridad de cómo se comportaría el síndrome ante el tratamiento de inmunoglobulina (que es el indicado para el Guillain Barré) y cómo reaccionaría mi cuerpo ante el tratamiento de quimioterapia para combatir el cáncer. Nuevamente aparecía la señorita incertidumbre, en gloria y majestad.

El plan inicial era aplicar la inmunoglobulina y comenzar en paralelo la quimioterapia, de manera que el síndrome fuera retirándose de mi cuerpo paulatinamente gracias al efecto de la inmunoglobulina y a la reducción del tumor, para así finalmente operar y extirpar lo que quedara de tumor. Pero las cosas no sucedieron como los doctores esperaban. El síndrome si bien en un comienzo se mostró en retirada, volvió a agredir mi cuerpo con más fuerza, lo que desconcertó a los doctores y los obligó a tomar medidas drásticas. La decisión fue realizar lo antes posible la operación, para extraer completamente el tumor y ver si así el síndrome dejaba de atacarme. Y gracias a dios, que iluminó a esos hombres, eso fue lo que sucedió.

La retirada del síndrome fue súper lenta, y lamentablemente nadie sabía de plazos, por lo que viví todo el tiempo que estuve hospitalizada (que fue algo más de 3 meses) una gran incertidumbre. Pase momentos súper duros, el síndrome realmente me complicó la existencia, pero a la vez me salvo. Estuve intubada y conectada a un respirador, tenía presiones altísimas, estaba todo el día mareada, veía doble, no podía tragar ni mi propia saliva, tuve que someterme a una traqueotomía y una gastrectomía…en fin, un tiempo nada fácil en que mi cuerpo físico y mi alma sufrieron un montón.

El primer mes fue del terror, estaba un día más o menos, al otro mal, y al otro peor. Todos los días pasaba algo nuevo, y lamentablemente eran siempre malas noticias, que obligaban a hacerme más exámenes y someterme a más procedimientos, que para mí eran una tortura ya que lo último que quería era que me movieran de mi cama debido a los molestos mareos. Ufff, de verdad que lo de los mareos fue todo un tema; en mi vida me había sentido tan incómoda! Estaba débil, no podía sostenerme en pie, mis venas ya no soportaban más agujas…simplemente ya no quería más guerra. Y lo peor era lidiar con la angustia de no saber qué pasaría, cuándo se iría el síndrome (ya dudaba que alguna vez se fuera), cuándo podría irme del hospital…sentía que no sabía nada, estaba agotada, realmente extenuada física, mental y espiritualmente.

Bueno, así estaba, en la más completa y absoluta incertidumbre, sufriendo una serie de molestos síntomas; con un equipo médico de lujo pendiente de mí, tratando de hacerme sentir lo más cómoda posible en mi estadía, con mucha gente apoyándome, y con mi cabeza a mil. Estaba preocupada y cansada, el síndrome no cedía, los síntomas iban y venían, no me daban tregua; y los doctores, que se enfrentaban por primera vez a un caso así, tampoco podían transmitirme la certeza que tanto anhelaba. El tiempo pasaba y empecé a perder la calma, a perder la paciencia y la fuerza que tuve inicialmente para hacer frente a la enfermedad, para dar la batalla; me empecé a desesperar, todo me molestaba, ya no quería hacer nada. Pero dios no abandona, y me envió un angelito de la guarda, la Xime.

La Xime, voluntariosa como ella sola, fue enviada por dios para hacerme recobrar mi fe. Ella ha tenido siempre una tremenda capacidad para leerme, puede verme incluso sin mirarme, y ahora entendía a la perfección lo que yo sentía y supo lo que tenía que hacer. Me levantó muchas veces; me ayudó a conectar de nuevo con mi espiritualidad, a recordar el camino que había recorrido y los aprendizajes que se habían forjado en mi ser; a recordar que yo era una mujer de fe. Y esto fue clave para mi recuperación; siento que después de esta crisis hubo un antes y un después, viví de otra manera muy distinta el resto de mi hospitalización.

En la primera etapa de mi hospitalización saque a la guerrera que llevo dentro, di la batalla con todo, siempre positiva, fuerte, optimista, me pare una y otra vez sin decaer. Luego toque fondo, perdí la esperanza y las ganas; me agoté. Pero aquí se produjo un punto de inflexión, un punto en el que incorporé un nuevo elemento a mi lucha, el más importante de todos: la fe. Y fue entonces cuando mi mente entendió y mi alma aceptó que todo esto era parte de un plan divino, un plan diseñado para que mi alma evolucionara, un plan donde estaba la voluntad de dios. Y así, acepté lo que me estaba pasando, me entregue a la voluntad de dios, confié en el universo y encontré la paz en mi interior. La calma volvió a mi ser y comencé a ver cosas que antes no era capaz de ver, empecé a ver maravillosos regalos, y me sentí afortunada, agradecida y bendecida por el universo.

La historia no fue nada fácil. Tuve que recorrer un largo y pedregoso camino, uno donde el universo me hizo sentir con fuerza el poder de la incertidumbre; me hizo entender que no podía aferrarme a nada externo, ni a un diagnóstico médico, ni a un doctor, ni a mi cuerpo físico, ni a la sensación de sentirme fuerte, joven y saludable, ni a la cómoda pieza donde estaba solita sin que nadie, según yo, “me molestara”, ni a las enfermeras del piso que ya eran mis amigas…las cosas cambiaron, una y mil veces, y a pesar de que en la Católica me dieron el diagnóstico correcto, tampoco me pudieron dar la certeza en cuanto a tiempos y etapas de recuperación que yo esperaba, y el universo me mostró que cada proceso tiene su tiempo, y esta no era la excepción.

Todo esto me llevo a aferrarme a mi fe, a mi Yo Soy, y me hizo soltar todos aquellos viejos patrones que regían mi mente y limitaban mi espíritu, esos en que necesitaba conocer y planificar todo lo que venía para sentirme segura, esos en que no quería que me sacaran de mis sitios de comodidad, esos en que no me permitía estar mal y me sentía culpable si algo en mi vida me hacía sentir que volvía atrás; y me permitió limpiar, desechar lo que ya no me hacía sentido y atesorar lo que me hacía vibrar, deje atrás a la vieja Paulina que necesitaba controlar cada aspecto de su vida y atesore a la mujer capaz de entregarse con fe al universo aunque no comprenda por qué ni para qué están sucediendo ciertas cosas en su vida y aunque no le guste lo que está viviendo y no lo esté pasando bien.

Siento que esta enfermedad, por esta y muchas cosas más, permitió transformarme, como lo hace la oruga cuando se transforma en mariposa; y empezar una nueva vida, una más auténtica porque me conozco muchísimo mejor, donde soy más libre porque me despoje de mucha mente que me ataba, donde sé que tengo la capacidad de entregarme a la experiencia de morir para renacer y así transformar.

Un abrazo lleno de amor y esperanza,

Paulina