viernes, 22 de enero de 2016

Efecto mariposa


Para todos aquellos que tienen el anhelo de encontrar su lugar de pertenencia...

¿Sabías que el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo? Esto es el efecto mariposa; un concepto que grafica que cada acto (aunque sea el simple aleteo de una mariposa) tiene el poder de cambiar el mundo.

Pocas veces tenemos conciencia del poder que tenemos por el simple hecho de ser parte de esta existencia. No da lo mismo lo que hacemos, ni cómo lo hacemos. En lo personal, soy una convencida de que la vida nos presenta justo las circunstancias que nos toca vivir, aunque muchas veces no nos gusten o no encontremos sentido en ellas. Mi cáncer, por ejemplo, es algo que jamás habría elegido vivir pero que hoy agradezco enormemente porque reconozco el tremendo aprendizaje que me ha regalado; y esto no implica negar lo doloroso de la experiencia, sino que significa trascenderlo.

Conversaba hace un par de fines de semana atrás -el primero de este año, para ser más exacta- con la Marce y la Pame (mis primitas queridas <3), Jaime y Miguel, sobre la pega (gran tema de estos tiempos), y compartíamos opiniones de qué era para cada uno de nosotros. Mi postura - y mi ambición - es que mi pega me haga sentido, que me represente; quiero sentirme identificada con lo que hago, quiero sentir que lo hago contribuye a hacer de este un mundo mejor. Si lo pensamos, pasamos gran parte de nuestra vida en la pega, y destinamos gran cantidad de energía a ella; entonces ¿por qué no maximizar el uso de estos recursos en función de tu propia felicidad y de la de los demás (poniéndolo en términos económicos xD)? Si poh, si la vida es hoy, es ahora, no es más rato cuando “salga de mi pega”...o no?

Por eso creo que importa el qué hago y cómo lo hago. En mi caso, mi retorno a la vida laboral ha sido una segunda oportunidad que me ha regalado la vida para vivirme la pega desde otro lugar. Atrás quedó la Paulina que intentaba ser la profesional perfecta; ahora se está integrando a mi vida (y cobra cada vez más protagonismo) “Angélica”, a quien le interesa más ser feliz haciendo lo que hace, que aquello que hace. Ya no me interesa demostrarle nada a nadie (partiendo por mí), y me vivo mi pega con más alegría, y me permito no saber y pedir ayuda, y me permito equivocarme para poder aprender, y me permito hacer las cosas de la forma en que a mí me hace sentido y me hace feliz: en colaboración con otros; en servicio.

Uno de los regalos de mi cáncer fue el tomar consciencia de que importa lo que hago con mi energía, y eso me permite elegir conscientemente cómo me vivo la vida. Y esto es lo que me moviliza en mi trabajo. Más allá de lo que me toca hacer, me cuestionó el cómo lo quiero hacer, miro qué es lo que me importa de aquello que me toca hacer, y me muevo desde ese lugar.

Y como la vida es sincrónica y nos da tremendas señales (cuando queremos verlas), me dio un tremendo empujoncito con este tema laboral/vocacional/existencial; justo después de esta hermosa y profunda conversación, justo después de terminar un intenso proceso de Coaching Ontologico que recorrí junto a mi grupo “Efecto Mariposa”. Confieso que comencé a escribir esta nota tres semanas atrás, y que recién hoy puedo terminarla porque encontré la respuesta que andaba buscando. Estas últimas semanas (desde que comenzó el 2016) se han dado una serie de eventos y circunstancias que me han permitido conectar con aquello que me gusta, y me han permitido tomar conciencia de que es aquello que me hace feliz, aquello que me alegra, que me hace vibrar. Y me ha sorprendido de lo que he descubierto.

Me alegra trabajar con la gente que quiero. Me alegra estar al servicio de aquellos que me importan. Me alegra aportar mi granito de arena, desde mis talentos y mis capacidades, para que otro sea más feliz. Me alegra sentirme identificada con aquellos que me rodeo; sentirme en equipo, en pertenencia. Y me he dado cuenta de que todo esto lo encuentro en el lugar más inesperado, ese que estuvo siempre frente a mis ojos, siempre al alcance de mi mano, pero que por ser tan obvio (y también por mis propios juicios y paradigmas) nunca mire, en donde nunca busqué.

Como dicen por ahí, uno sólo ve lo que quiere ver; por eso cada vez presto más atención a lo que la vida me presenta que aquello que yo quiero vivir, y conscientemente abro mi corazón para ver aquello que me quiere mostrar, y eso ha permitido que mis procesos sean cada vez más rápidos (porque créanme, mis procesos solían ser leeeentos), y como bien me dijo mi sabia amiga Paulita, he trabajado profundamente la aceptación. Los cambios no suceden por arte de magia, requieren que nosotros demos el primer paso permitiendo al Universo que haga lo suyo; dejando que fluya lo que tiene que fluir, confiando, aceptando, soltando.

¿Y cómo descubrí este hermoso lugar de pertenencia? Simplemente observándome, tomando conciencia de qué es lo que hago y cómo me siento con lo que hago; aceptando lo que me pasa a pesar de mis juicios y paradigmas; trascendiéndolos, soltandolos. En mi caso, mi lugar de pertenencia es un lugar que yo juzgaba más chiquitito, de menor alcance; un lugar donde mi mente racional me decía que profesionalmente no me convenía estar, pero donde mi corazón se alegraba enormemente, lo que hacía que finalmente brillara y sacara lo mejor de mí, y de mis talentos.

¿Se han dado cuenta del enorme gasto de energía que implica estar donde uno no quiere estar?, ¿el enorme gasto de energía que tenemos que hacer para auto-motivarnos con aquello que no nos hace sentido, con aquello que no nos sentimos identificados, que no nos hace vibrar?. Es un enorme costo que sinceramente ya no estoy dispuesta a pagar. Y en contraste está ese otro lugar al que nuestro ser interno nos lleva; un lugar calientito, donde nos sentimos en casa, en familia. Aquel lugar donde inconscientemente comenzamos a pasar más tiempo y donde entregamos más energía; donde somos creativos y resolutivos, y a la vez tremendamente felices; donde fluimos naturalmente; donde el hacer no requiere esfuerzo; donde lo que somos es suficiente y es perfecto; donde somos la mejor versión de nosotros mismos; donde afloran nuestros dones y talentos. Cuando nos sentimos así, definitivamente hemos encontrado EL lugar. Y con esto no quiero decir que sea un lugar permanente, inamovible; simplemente digo que ese es exactamente el lugar donde HOY tenemos que estar.

Y volviendo al efecto mariposa, siento el deseo de estar en ese lugar porque tengo la fuerte convicción de que ahí puedo ser un aporte; que desde ese lugar puedo estar al servicio porque pongo todo mi corazón en lo que hago, y esto es algo que brota espontáneamente, porque es una manifestación de amor. El “qué” trascendió a un “para qué” y a un “por qué”. En mi caso (y en este momento), el foco ya no está en el qué hago sino en el para qué hago lo que hago; en el sentido y el trasfondo de por qué hago lo que hago, por que eso tiene que ver conmigo, con mi propósito; ahí se manifiesta mi ser; ahí soy. Por eso creo que podemos hacer cualquier tarea, cualquier actividad, siempre y cuando el para qué y el por qué de mi labor esté alineado con lo que soy, por que de esa manera estaremos poniendo nuestro corazón y estaremos poniendo al servicio nuestros dones en este mundo.

Y a ti, ¿qué te gustaría provocar con el aleteo de tus alas de mariposa?




domingo, 15 de marzo de 2015

Hay que sacarlo todo afuera

Tiempo de cierres y nuevos comienzos. En eso está hoy mi vida. Después de un ajetreado “regreso a la vida”, que vino de la mano con la recuperación de mi energía, mi cuerpo me pidió un tiempo de descanso. Y debo reconocer que no me gustó mucho la idea en un comienzo, pero como aprendí la lección (o eso espero) de que hay que escuchar al cuerpo, me di licencia para descansar y detenerme, y sentir mi cansancio. Y pucha que fue provechoso…

Cada vez me convenzo más de que la verdad se encuentra en el silencio (detenerse, estar con uno mismo), porque nos permite conectar con el alma, tomar conciencia de lo que sentimos, de lo que nos pasa, y este es el primer paso para la transmutación. No importa lo que descubramos en este silencio; no importa si nos damos cuenta de que tenemos rabia, pena, frustración, angustia o lo que sea que nos cause dolor o que en nuestro imaginario colectivo sea catalogado como “una emoción mala”, porque las emociones no son buenas ni malas, simplemente son, y no por evadirlas desaparecen, sino que muy por el contrario, crecen y nos enferman. La única forma de transmutarlas es mirarlas, con coraje y valentía, y abrazarlas con amor. Cuando tomas la decisión de enfrentar-te, de mirar-te, de escuchar-te, el Universo te ayuda; las señales son claras y las sincronías mágicas. Solo debes confiar y mirar. El segundo paso es hacerte cargo; la sanación no es un acontecimiento pasivo, requiere acción. Y una vez más la vida me lo confirmó.

El detenerme, el ir hacia adentro, me permitió, en primera instancia, tomar conciencia de que algo no andaba bien; había algo que me estaba molestando y que provocaba mi cansancio, pero no sabía qué. Pedí ayuda al Universo y, por supuesto, la recibí. No dejo de asombrarme de las maravillosas sincronías de la vida; es increíble como todo se ordena y los caminos se abren cuando algo tiene que ser y, por el contrario, como la vida nos pone obstáculos cuando algo simplemente no tiene que ser. Por eso tenemos que aprender a fluir con la vida; no obstinarnos en lo que creemos que es mejor para nosotros y aceptar en cambio lo que vida nos ofrece, porque siempre, siempre, es lo mejor, aunque no lo veamos en ese momento.

Y bueno, una vez que vi, vino el segundo paso: hacerme cargo. Y el Universo me tiro tremenda mano; acontecimientos externos, absolutamente ajenos a mí, cambiaron mis planes y los de los involucrados, haciendo surgir la oportunidad perfecta para que yo me hiciera cargo. Y como sólo tenemos el presente (otra de las lecciones que aprendí y espero nunca se me olvide), no deje pasar la oportunidad y sin pensarlo dos veces hice lo que tenía que hacer. Siempre me pasa que una vez que hago y enfrento aquello que me asusta, el miedo desaparece; y me doi cuenta de que era mucho más fácil de lo que imaginaba, y que los sustos no eran nada más que fantasmas de mi mente que no me dejaban avanzar. Por eso, mi nueva política de vida es enfrentar HOY.

El cáncer, mi gran maestro, me permitió tomar conciencia de lo que estaba haciendo mal en mi vida, y que fue lo que finalmente me enfermó; y la vida me dio una segunda oportunidad para remediarlo, y la estoy aprovechando. Todos venimos a esta vida con un propósito, hay un camino trazado para que nuestra alma pueda evolucionar, pero somos libres de elegir como vivirlo, y de esto depende que esa evolución se lleve a cabo. La vida intenta mostrarnos una y otra vez cuál es ese propósito, y si no nos alcanza esta vida seguirá en la próxima, y así, hasta que lo veamos. De esta manera es nuestra alma la que elige a nuestros padres, nuestros hermanos, nuestras circunstancias de vida, porque son los maestros que nos ayudarán a descubrir este propósito y a evolucionar. Así por lo menos yo entiendo la vida.

Nuestras mayores heridas se forman en la infancia y condicionan nuestro comportamiento futuro. Sin embargo, somos libres de elegir como enfrentar nuestras circunstancias de vida, nuestro camino; y una vez que alcanzamos la madurez espiritual tenemos la oportunidad de cambiar aquellos comportamientos que no nos gustan, romper con viejos patrones, y sanar. Cada uno debe descubrir qué es lo que necesita para llevar a cabo su sanación, pero sin duda siempre debemos sacar afuera aquello que nos duele, para limpiar y dar espacio a lo nuevo.

Entendiendo esto di el paso final en este hito de sanación y les mostré a mis padres, por primera vez, mis heridas. Y fue inmensamente sanador, para todos. Esta revelación no fue en tono de reproche, en ningún caso, tuvo el simple propósito de sacar fuera aquello que me había envenenado y mostrar quien soy; y como todo en la vida es circular, sé que aquello que les comuniqué también les dará a ellos la oportunidad de sanar sus almas, ya que todos somos un espejo. Cuando te guardas algo y no comunicas, rompes con este círculo, detienes el flujo de la vida…

Además, sincrónicamente un día después, el Universo me mandó la señal que necesitaba para entender que tenía que terminar con una relación que había construido a partir de un viejo patrón de comportamiento que había construido a partir de mi herida, y que me lo estaba reflejando uno de los grandes maestros de mi vida. Y así, le comuniqué lo que sentía con la claridad que ameritaba la situación, sin disfraces, soltando aquello que no quiero para mi vida. Nada de esto puede ser casualidad. Son las sincronías de la vida.




…la música, como nos habla <3
  

sábado, 7 de febrero de 2015

Desde la tranquilidad que me entrega mi confianza en el Universo

Hoy escribo desde la tranquilidad que me entrega la confianza que tengo en el Universo, bajo el alero de una suave luz de protección que me cubre desde la Fuente…pero no siempre me sentí así. Pasé por períodos de angustia, de indecisión, de muchos cuestionamientos, sentimientos de culpa y recriminaciones; períodos de mucha oscuridad donde yo misma fui mi peor verdugo, y ahora paso a contarles qué me tenía así.

Hace una semana termine la radioterapia, última etapa de mi tratamiento para el cáncer de mama que vengo transitando desde el 2014. Comencé la radio a mediados de diciembre del año pasado, y con el inicio de este evento mi mente instantáneamente entró en una especie de pánico laboral (como me gusta llamarlo). Me aterraba la idea de que, dado que era la última etapa de mi tratamiento, me tocaría volver pronto a la pega…sinceramente no me gustaba para nada esa idea, es más, me producía una gran angustia. Y así, mi mente no paró de pensar y pensar en el deber ser y mi ser interno se manifestaba fuerte y claro (no queremos volver!!!), y yo me debatía entre esos dos mundos, tratando de encontrar un punto de encuentro.

Naturalmente, una experiencia que te enfrenta de cara a la muerte -como fue mi caso- te remueve todo y te hace replantearte la vida (o eso por lo menos es lo que debería hacer, a mi juicio). Y con esto no quiero decir que nos volvamos jueces-verdugos y que dictemos veredictos sobre si hemos hecho bien o mal las cosas y que busquemos culpables y apliquemos castigos, sino que pienso que debiera hacernos entrar en una conexión profunda con el ser, y eso, naturalmente, hará que redefinamos nuestras prioridades; y ese ordenamiento natural de las cosas es el que debe ser, porque es puro, no tiene mente, no está contaminado de cargar externas, de presiones y expectativas, “del deber ser”; ese nuevo orden reflejará nuestra esencia en su estado más puro, en directa conexión con la Fuente. Esto fue por lo menos lo que me ha pasado a mí.

Aquí hay un punto muy importante que me gustaría profundizar. La sanación exige actuar, no es un acontecimiento pasivo, y el primer paso para sanar es querer ver. Y yo definitivamente quería ver, y estaba en ese trabajo hace mucho rato, y creo que por eso no me costó aceptar y entender que la enfermedad no fue nada más que un hito en mi proceso de sanación, un paso doloroso pero necesario; un intensivo de la vida que respondió a mi profundo deseo de arrancar de raíz todo aquello que no me permitía ser quien soy, y por eso agradezco y abrazo mi enfermedad, aunque a muchos les cueste entender mi visión. La llegada del cáncer a mi vida, y la particular forma en que lo hizo, provocó situaciones que en mi vida “normal” no se habrían generado, y éstas me permitieron sanar los dolores de vida que provocaron mi misma enfermedad…curioso, incluso irónico; la vida obra de formas misteriosas, por eso es importante abrir bien los ojos, porque si no lo haces te pierdes toda la magia…

Aquí entra en juego el poder personal. El poder personal es necesario para la sanación; la capacidad de la persona para generar energía interna y recursos emocionales. ¿Qué pasaría si de un día para otro nuestra vida cambia, y no precisamente hacia lo que entendemos “para mejor”?. ¿Qué pasaría si de un día para otro ya no somos capaces de valernos por nosotros mismos, si ya no podemos levantarnos de la cama, si ya no podemos hablar, si ya no podemos tragar, si ya no podemos leer, tejer, pintar o ver televisión??? Si ya no podemos hacer nada…¿entonces ya no valemos nada? ¿Qué pasa si perdemos nuestro pelo, una parte de nuestro cuerpo, si nuestro cuerpo físico cambia, si ya no podemos tenemos fuerzas para arreglarnos y vernos “lindas” como acostumbrábamos? ¿qué pasa con nuestro poder, con nuestra autoestima??? A mí me paso todo eso, y créanme que no fue nada fácil aceptarlo y que fue doloroso, pero no me quede pegada en el dolor; fui capaz de sobreponerme a esas circunstancias adversas y transformarlas a mi favor, a través de mi poder personal, a través de mi Fe, a través del amor. Y descubrí, gratamente, que la gente me quería por lo que soy, por mi energía, por mi vibración; y descubrí a través de las vivencias que me permitió experimentar mi estadía en el hospital que el lenguaje del amor trasciende las palabras, y que no necesitas hacer nada para entregarlo, basta simplemente con ser; sólo basta vibrar en amor para que el otro lo reciba, porque somos energía.

Bueno, y después de esta vuelta larga pero súper necesaria, retomo el tema que me llevó a escribir esta nueva entrada. Yo soy Ingeniera Civil Industrial, y a pesar que me gusta mi profesión y mi trabajo, y que estoy infinitamente agradecida de todo lo que me ha entregado el lugar en el que he estado estos últimos cuatro años en términos personales en primer lugar y profesionales en segundo, hay algo que desde hace un buen rato me venía inquietando, y que lo he sentido desde que comencé mi vida laboral. Lo describiría como un vacío en el alma. Siempre he sentido que le faltaba un sentido a mi hacer, algo que para mí fuese trascendente…Y ahora, gracias a lo vivido a través de mi enfermedad, por fin siento que encontré la pieza que me faltaba del rompecabezas.

Hoy estoy haciendo cosas que me llenan el alma. Volví a conectar con mi lado artista y creativo, un aspecto que tenía súper dormido y dejado de lado porque, lamentablemente, me fui metiendo en una máquina donde no le daba cabida. Me estoy dando y me estoy nutriendo por primera vez de las cosas que me gustan, sin culpas; me estoy dando permiso para ser quien soy, sin cargar con las expectativas de los demás; me estoy respetando y me estoy haciendo cargo de mis necesidades. Y a medida que me he ido escuchando han ido llegando las respuestas, y la vida se ha ido ordenando solita.

No tengo claro qué voy a hacer con mi vida laboral, no sé si voy a volver a mi trabajo, o cuándo; tampoco tengo energías en este momento para buscar otro trabajo porque ni siquiera sé cuál sería ese otro trabajo…no tengo un plan. Sólo sé que hoy soy tremendamente feliz y que cada una de las acciones que estoy realizando y las decisiones que estoy tomando están en perfecta alineación con este último fin. Estoy respetando mis tiempos, mis procesos. Dejé de presionarme por tener que resolver ahora; dejé de presionarme por tener que saber siempre que hacer, por tener un plan de esos que te dicen que tienes que tener. ¿Por qué siempre hay que saberlo?, ¿qué hay de malo en no saber qué vas a hacer?, ¿por qué no podemos por un instante concentrarnos sólo en presente?, ¿por qué esa obsesión por resolver el futuro AHORA?...un futuro que ni siquiera sabes si vivirás...

Convengo en que no podemos vivir del aire ni como pajaritos, y que las cosas se van construyendo y que para eso hay que crear, planificar; pero creo también que la vida se construye de momentos, de instantes, y que hay que vivirlos y disfrutarlos en el momento en que se presentan, porque si no lo haces en ese instante, pasan, se van; y muchas veces no los vemos pasar porque estamos obsesionados en mirar hacia adelante…

El camino para llegar a este estado de paz interior y tranquilidad no fue fácil. Como todo proceso de sanación, implicó romper con paradigmas que estaban súper arraigados en mi subconsciente; la primera persona a la que tuve que enfrentar fue a mí misma, me tocó cuestionar mis propias creencias, y luego seguir con quienes eran para mí objetivos de poder; personas y situaciones, a las que sin saberlo, había dado el poder de dominarme. Dejo de manifiesto que aquí no estoy culpando a nadie, ni siquiera a mí misma, lo único que estoy tratando de reflejar es que cuando cedemos nuestro poder a personas o cosas dejamos de fluir en nuestro propio ser y comenzamos a movernos en función de dichos objetivos, buscando seguridad, aprobación, etc., dejamos de estar en contacto con nosotros mismos y con nuestra intuición; nos perdemos, dejamos de respetarnos.

Entonces, una vez que acepte que no sabía que hacer (en términos laborales) y que me entregue a esa nueva experiencia, la paz comenzó a llegar a mí ser. Y llegó porque confío en el Universo, porque sé que hay una Divinidad dentro de mí que no se equivoca cuando la escucho, cuando me muevo desde el corazón; porque me doi cuenta que vibro cuando hago lo que amo, y veo como todo fluye cuando lo hago. Así que hoy me encuentro totalmente entregada a esta nueva experiencia, de estar detenida, de no saber en concreto que voy hacer; y lo he hecho desde el amor y la honestidad. Hoy me encuentro tranquila, y poco a poco, cada día, voy viendo más luces que me indican hacia donde caminar; sin ansias, de a poquito voy vislumbrando mi nuevo camino…

Les dejo una hermosa canción que habla sobre el poder personal…
El poder para ser libres y tomar las riendas de nuestra vida está dentro de nosotros. Cuando alcanzamos esa conciencia nada ni nadie puede hacernos daño, aunque el invierno sea frio y sea largo…





jueves, 25 de diciembre de 2014

Infinitamente agradecida

Hoy es Navidad. Desperté con un profundo sentimiento de agradecimiento que comenzó a invadir mi corazón desde la noche buena, mientras cenaba con mi familia. Es fin de año, se nos va el 2014, año en que el caballo nos pateó fuerte a varios, pero que yo, de forma personal, agradezco enormemente. Este caballito de madera despertó en mí un gran deseo de libertad. Me hizo conectar fuerte con la fuerza, la pasión y la belleza; emociones que quiero sigan presentes durante mi 2015…

Es tiempo de recuentos, de introspección, de mirar hacia atrás y evaluar el camino recorrido durante el año, de preguntarnos qué hicimos bien y qué hicimos mal, para acuñar los aprendizajes y las herramientas que hemos ido recogiendo en el camino. Hoy conecto con este tiempo desde el agradecimiento. Agradezco desde lo más simple que me dado la vida hasta lo más misterioso y complejo. Agradezco poder ver con claridad (literal y metafóricamente), tener energía para levantarme de mi cama y poder caminar; agradezco poder ver la luz del día, sentir el calor del sol sobre mi piel, sentir como la brisa del viento acaricia mi cara. Doi gracias a dios por poder hablar, comer, respirar…sentir los olores y los sabores de los alimentos, de la vida…cosas que cuando estamos sanos nos parecen tan obvias, que hacemos de forma tan automática, pero cuando nos enfermamos y nos vemos imposibilitados de hacerlas tomamos conciencia del gran regalo que son.

Agradezco infinitamente a la vida la gran red de apoyo con la que cuento, de cariño y amor infinito; de amigos reales, leales, con los que puedo contar en las buenas y, sobre todo, en las malas. Gente sincera, generosa, bondadosa, que me entrega su apoyo y amor incondicional, que me llenaron de fuerza y energía día tras día durante mi larga estadía en el hospital. Agradezco enormemente al Universo el regalo que le dio a mi alma al haberle permitido llegar a la hermosa familia que eligió, con unos padres y una hermana que han sido tremendos maestros de vida; seres de inmensa bondad, sencillez y sabiduría, que me han enseñado lo más bello de la vida, que me han enseñado a ser simple, real, y por sobre todo, a amar.

Me siento tremendamente privilegiada por contar con un grupo de amigas que mantengo desde la época del colegio; mujeres de gran valor que me acompañan en cada uno de los pasos que doi, y que me permiten acompañarlas en los que ellas también dan. Juntas hemos ido cultivando y construyendo una relación de amistad que ha traspasado los años, las distancias físicas y las distintas circunstancias de vida que aparentemente pudieran haber generado diferencias, pero no, nuestros caminos siguen más unidos que nunca…es una suerte y una bendición contar con ellas…La Carito reflejó perfecto mi sensación en sus palabras de saludo/agradecimiento navideño: “esta Navidad ha sido particularmente especial…hay harto que agradecer, pero hay harto que aprender también, harto que sentir de maneras diferentes…pero es rico saber que una puede hacer eso con la certeza que no está sola…que tiene grandes amigas que la acompañan…que se puede dar el espacio de vivir intensamente, de aprender intensamente, de dejarse caer!…de parase y abrir los brazos y caer, teniendo la certeza de que existe una malla protectora, una cama elástica abajo sostenida por ustedes...” Creo que la dimensión del vínculo de nuestra amistad queda de manifiesto en Conexión del corazón.

Hoy entiendo a mi querida Damaris cuando me decía, constantemente, que era muy amada. No puede ser de otra manera; hoy recuerdo a todas las personas maravillosas que se han cruzado en mi camino, y en especial a quienes fueron apareciendo durante mi enfermedad, y veo que son verdaderos ángeles, partiendo por ella...Gente que me llenó de amor y que me entregó mensajes de vida muy lindos a través de su ejemplo, de su forma de actuar, de sus actos. Cuento algunos de estos en Energía femenina. Agradezco al Universo por cada uno de estos regalos.

Agradezco desde lo más profundo de mi alma a todos los ángeles, arcángeles, guías, maestros y seres de luz que han intervenido en mi recuperación, que sé han obrado milagros. Gracias por su intervención divina, por su energía, amor y dedicación. Agradezco a mis ángeles y maestros por su eterno amor y protección, por ser guía y manifestarse constantemente en mi vida, por entregarme un mensaje que me da claridad cada vez que lo he necesitado, especialmente a Halorim, mi maestro protector…En Ángeles, arcángeles, guías, maestros y seres de luz escribo sobre uno de los episodios en que ellos se han manifestado en mi vida.

Estoy tremendamente agradecida de los regalos que me ha enviado el Universo, incluido mi cáncer, mi maestro. Hoy me encuentro en un estado de paz interior, armonía y conexión que nunca había sentido. Tengo claridad absoluta de quien soy y que quiero para mi vida; soy capaz de distinguir con claridad qué es mío y qué es de los demás; soy capaz de ver qué me une y qué me separa de cada persona, y lo acepto con amor. Ya no me juzgo, ya no intento encajar ni responder a lo que se espera que sea o haga, simplemente dejo fluir a mi ser interior, lo dejo ser libre…Y con gran sorpresa, como me hizo ver mi queridísima amiga Paula, estoy volviendo al origen, a lo que siempre fui, a lo que siempre quise…las respuestas siempre estuvieron dentro de mí. Y cuando hay amor todo fluye; así se han ido presentando las personas, las oportunidades y las situaciones que me llevan a los caminos que quiero transitar, y estas son señales de la vida que me van mostrando hacia donde debo dirigir mis pasos. Hoy mi corazón es el que me guía, y él nunca se equivoca…


Cito nuevamente a mi inspirada amiga Carolina…


“La vida puede fluir de maneras diferentes a las que uno espera pero que eso no significa que no sea lindo, que no se pueda disfrutar y que no haya amor y cariño…lo único que importa es el amor…”


Como regalito navideño les comparto una de las canciones más hermosas de la gran cantautora nacional Violeta Parra, “Gracias a la vida”…




Infinitamente agradecida de la vida, Paulina


domingo, 21 de diciembre de 2014

No quiero ser buena, quiero ser VERDADERA!

Llevo una semana de radioterapia (última etapa de mi tratamiento), lo cual significa, entre otras cosas, que estoy próxima a volver “a la realidad”. Esto me provoca un montón de sentimientos encontrados. Por un lado estoy mega feliz y ansiosa por recuperar mi independencia, volver a mi mundo y a una ciudad que con el tiempo se ganó mi cariño. Me entusiasma la idea de reintegrarme a mis actividades, rearmar mi vida y volver a conectar con todas las cosas buenas que esto implica. Pero hay un aspecto que me genera cierta angustia, y es retomar la vida laboral…pienso en esto y se me revuelve la guatita y se me aprieta el pecho; mi cuerpo se manifiesta, lo rechaza. Y me da pena y me siento culpable por sentir así, pero es real, y no puedo hacerme la lesa. Ya no…

Durante mucho tiempo me puse el traje de doncella, un traje que ya no me queda. Jugué el papel de niña buena, una que siempre hacía lo que los demás esperaban que hiciera, una que no causaba problemas y siempre estaba atenta y dispuesta a las necesidades de los demás, postergando incluso mi propia felicidad. Pero ese traje está viejo y gastado y ya no me queda. Hace rato que se viene cayendo a pedazos, dejando aflorar mi verdadera piel, una que por cierto puede parecer más oscura, pero es real. Hoy tengo la madurez y la fuerza necesarias para estrenar mi nuevo traje, uno que me calza perfecto, como hecho a la medida, porque es MI VERDADERA PIEL. Siento que esta enfermedad era la última sacudida que necesitaba para terminar de romper el viejo traje de doncella y sacar a la Lilith que llevó dentro, que hace rato venía pujando por salir.

Este año me ha enseñado la FLEXIBILIDAD. La vida se ha encargado de mostrarme que las cosas no siempre tienen que hacerse a mi modo, y que lo que yo pienso/quiero no es la única ni la mejor forma de hacerlas, sino que es sólo una más. Mi enfermedad me ha obligado a cultivar la paciencia, a saber esperar, a entender que las cosas no suceden cuando yo quiero, sino que simplemente pasan cuando tienen que suceder, y que no puedo hacer nada al respecto…Me ha obligado también a adaptarme a los cambios que se han producido en mi cuerpo; a aprender a mirarme, a reconocerme, a reconstruirme, a revalorarme…Me enseñó también a pedir ayuda, cosa que no sabía hacer, y que seguramente deberé continuar aprendiendo; a soltar apegos, fijaciones, a quitarme pesos…Este ciclo también me regaló la CREATIVIDAD. Me permitió conectar con el disfrute de la vida, me enseñó a valorar el goce, a redescubrir mis talentos, a redescubrir quien soy y que es lo que me gusta. Y el cáncer definitivamente vino a intensificar este despertar.

El cáncer me ha hecho replantearme la vida, naturalmente, y si bien siento que iba por el camino correcto, creo que uno de los mensajes que me quiere entregar el Universo a través de esta enfermedad es que debo conectar más con el corazón y menos con la cabeza. Una de las áreas en que más me hace ruido este mensaje es en lo laboral. Siempre he sentido que hay algo de mí que no encaja en la profesión que escogí (Ingeniería Civil Industrial). Si bien hay muchas cosas en las que me reconozco como ingeniera, siempre he tenido la sensación de que no calzo en el mundo de la ingeniería, siempre he sentido que soy una ingeniera atípica, ya que no tengo los mismos intereses ni ambiciones que el común de mis colegas…Nunca me ha interesado el reconocimiento, ni los cargos, las jefaturas, las gerencias, el estatus o el poder. Me cargan las luchas de egos y de poder que se generan en las empresas e instituciones; me empelota la gente irresponsable y poco comprometida; me entristece ver que hay personas a las que no les importa su pega, que les da lo mismo si lo que hacen genera un efecto negativo en los demás y que ni siquiera se dan el tiempo de analizarlo, simplemente velan por sus intereses personales…por cumplir o por brillar.

Hoy siento que se rompe en mí la creencia en el sistema que me/nos han enseñado. Desde hace un buen rato la vida ha ido cruzando en mi camino mujeres valientes que siendo fieles a su ser interior han ido buscando nuevas formas de vivir, las que a ellas les hacen sentido. Amigas muy cercanas me han permitido transitar con ellas sus procesos de cambio y de su nuevo andar, y me hacen sentir profundamente orgullosa de mi género. Estas mujeres han dado rienda suelta a su creatividad y han ido moldeando su nueva vida, una diseñada a su medida. Y esto es lo que invade mi cabeza y ocupa mi alma en estos días. En esto anda volando mi imaginación y se despierta mi creatividad, en dar forma a la vida que quiero…¿Por qué tengo que luchar contra mí misma para motivarme por algo que de fondo no me motiva, que no me mueve, que no me llena el alma??? Ya lo intenté. Me conté hartos cuentos, vi las cosas de todas las formas que se me ocurrió para encontrar un algo que a mí me hiciera sentido; y a ratos lo logré, pero aun así no fue sostenible en el tiempo, siempre lo perdía, porque de fondo no era a lo que vine a esta vida…

Es tiempo de creer en mi misma. Siento que la verdad se levanta, estoy expuesta; hay un cambio de valores y prioridades, ya no me interesa cumplir con lo que los demás esperan de mí, lo importante ahora es cumplir conmigo misma. Y me estoy escuchando, fuerte y claro, como nunca antes lo hice en mi vida. No quiero volver a sentarme detrás de un escritorio 8 horas al día; quiero relacionarme con PERSONAS. No quiero ponerme tacones y vestidos elegantes; quiero andar con jeans y zapatillas! No quiero lidiar con egos y envidias; quiero estar en un ambiente de humildad, respeto y colaboración. No quiero un trabajo de individualismo; quiero voces creando en comunidad…Calidad de vida!!! Eso es lo que quiero, eso es lo que me importa; y lo que está bien para mí puede que no lo esté para otro, y no importa! Todos somos distintos, vinimos a experimentar distintas cosas a esta vida, y todo está perfecto, sólo que a mí me toca VINCULARME.

Hasta el momento no tengo un plan de esos que necesitas para sobre-vivir (comer, alimentarte, vestirte, pagar las cuentas, etc.), pero tengo otro plan que es infinitamente más importante: SER FIEL A MI MISMA. El 2015 voy a hacer lo que me gusta, lo que me hace vibrar, lo que me llena el alma; voy a construir mi propio camino, sé que tengo toda la fuerza y las herramientas para hacerlo (me lo dijo un sueño). Sé también que no será fácil, que me sentiré sola contra el mundo (el colectivo social), pero también sé que encontraré otros como yo en el camino (ya las siento) y que eso me dará fuerzas para salir adelante. Confío en que el Universo me ayudará a tomar las decisiones correctas; seré paciente y esperaré hasta saber qué hacer y sentir cuando sea el momento adecuado…sólo tengo que abrir mis alas para volar…


rEVOLución!!!

Un abrazote con todo el fuaaaa!

Paulina

PD: Gracias Paula Carolina Susana, Ale Paz, Caro Lina, Jose Gonzalez y Jeca Pizarro por ser mujeres valientes e inspiradoras… 


lunes, 15 de diciembre de 2014

Un viajecito hacia el interior…

Hace varios años inicie un viaje; un viaje hacia mi interior. Despertó en mí una profunda necesidad de entender que monos pintaba yo en esta vida; no me cuadraba eso de que nacemos, vivimos, morimos, nos vamos al cielo si nos portamos bien o al infierno si nos portamos mal, y ya está. No me hacía ningún sentido…Así que empecé con una intensa búsqueda, de forma un poco inconsciente al principio, más bien instintiva, guiada por el sabio Universo. Se me fueron presentando las personas, los libros, las situaciones y experiencias que me permitieron ir conociéndome y armando mi visión personal de lo que significa mi paso por esta vida, de la cual, como bien dice la Ji, somos pasajeros.

Creo que la visión que tengo de la vida es lo que me tiene hoy feliz y tranquila. Entiendo la enfermedad que estoy transitando (cáncer de mama) como una estación más en la ruta de mi vida; una en la que si me detengo y me comprometo a explorar a fondo, me permitirá conocer mucho más quien soy y a que vengo. Por eso, aunque para muchos suene extraño, agradezco esta enfermedad, y hasta me atrevería a decir que la bendigo, porque a pesar de todo lo mal que lo he pasado, lo que he aprendido de mi misma, y lo que he crecido, para mí vale la pena.

Y esto no se termina aquí, no señores! Como todo en la vida, a mi parecer, esto va en espiral. Vamos subiendo y evolucionando, pero a la vez vamos pasando una y otra vez por los mismos puntos; los mismos temas se nos repiten una y otra vez, y es porque en cada pasada tenemos algo nuevo que aprender, algún aprendizaje que profundizar, y así vamos avanzando en este lindo espiral. Pero siempre solemos pensar que hemos aprendido la lección y que estamos listos y resueltos con el temita X que tanto ruido nos causó (por lo menos eso es lo que me pasa a mí), pero nooo, la simpática vida se encarga de sacarnos una carcajada y mostrarnos que na que ver poh, que no estábamos na tan resueltos como creíamos, sino que por el contrario, todavía tenemos tremendo rollo! Jejejejeje. Pero esa es la gracia de esta vida en espiral, y por eso dije que era lindo, porque en cada pasada vamos avanzando a capas más profundas de nuestro ser y eso nos va haciendo crecer como personas ¿Qué lindo no? Bueno, esa por lo menos es mi visión de la vida…

Y como la vida es un continuo aprender, y se nos repiten las mismas cosas, me sentía muy feliz y resuelta con mi cáncer, trabajando aún varias cosas por supuesto, pero tranquila y contenta porque me quedaba sólo la última etapa del tratamiento (la radioterapia), cuando repentinamente mis ojos empezaron a molestarme; los tenía irritados, así como cuando te da conjuntivitis, y como me conozco, sé que cuando eso me pasa hay algo que no quiero ver...Otra vez! Pucha! L Yo creía que ya había aprendido a mirarme (ja!), pero no poh, resulta que mi sabio cuerpecito me estaba diciendo lo contrario; con algo me estaba haciendo la lesa…

Bueno, una vez se me paso la mini pataleta al encontrarme otra vez en la misma, intente ver que era aquello que no estaba mirando, y como no es nada fácil, le pedí ayuda a mi querido Universo. Y funcionó! (gracias querido!). Esta vez se manifestó a través de una personita que me dijo justo lo que necesitaba escuchar para que me sacara el velo de los ojos. Ahora que lo vi, solo me queda trabajarlo. Que fácil suena escrito así…

Me cuesta continuar este post. Me detengo. Hago una pausa de unos días para tomar aire, para ordenar mis ideas, y como siempre el Universo me ayuda. Coincide una junta con la Ale y la Collado en la que les cuento lo que me está pasando y conversamos del tema largo y profundo. Me escuchan, me entienden, me comparten sus experiencias. Y hoy que me sentía con la mente revuelta, y que por lo mismo me desperté muchísimo más temprano de lo habitual, recibo una señal. Sin poder dormir me pongo a navegar en mi celular y me encuentro con una nueva entrada de la Ji; la mujer que literalmente le pone palabras a mi vida…Y leerla hizo que me bajara una necesidad imperiosa por escribir. Y aquí estoy, terminando este post que comencé a escribir hace algunos días…Los sueños, las “coincidencias”, las sincronías de las vida…gracias Universo por los regalitos!!!.

 El título de su nueva entrada dice “Agradecer en fin de año”; el sólo leer esto ya me hizo sentido. Continúo leyendo. La Ji habla de que “algunos insectos alados, como las mariposas, son los grandes representantes de esta nueva era que comenzamos hace unos años; son símbolos, seres de poder en este despertar de consciencia del que somos parte…”Y me cuadro perfecto. No tenía idea de esto, pero de un tiempo a estar parte despertó en mí una fascinación por las mariposas. Siempre las he encontrado hermosas, naturalmente, pero desde hace tiempo siento una conexión distinta con ellas, realmente las siento como seres de poder, y desde hace un rato se han hecho presentes en mi vida de forma distinta, aparecen en momentos muy significativos, de harta conexión, como unas mensajeras…

Continúo leyendo. La Jime comenta que estas semanas nos han traído, además de mucha actividad, una cuota de fragilidad, incertidumbre y vulnerabilidad. – Y pienso, ay siiii!!! Muchas, muchas de todas esas cosas!!! – Comenta también que la segunda mitad de diciembre y hasta marzo-abril, la energía viene muy drástica, muy directa; que nuestros amigos Urano y Plutón se han encargado de “destapar asuntos que teníamos guardados -o queríamos mantenerlos así-, de obligarnos a evidenciar lo frágil y lo poderoso de la condición humana, de mostrarnos cuántas herramientas interiores tenemos frente a las crisis y también que despidamos todo lo viejo: creencias, hábitos, relaciones rancias, apegos. Hemos muerto en 2013 y lentamente renacido desde el segundo semestre de 2014. Estamos en pleno renacimiento, como niños aprendiendo a caminar, sin agarrar del todo el paso firme: todo es nuevo, tenemos que probar, explorar y permitirnos pequeñas caídas, pero ya no retrocesosNos toca caminar con alegría, visión nueva, redescubriendo todo, con mucha flexibilidad… Pero ya no somos niños, lo fuimos. Ahora sabemos, ahora tenemos heridas y experiencias riquísimas en nuestra energía que nos vuelven más sabios…”.

Estas palabras sonaron fuerte en mí. Eso fue lo que me pasó esta última semana. Se destaparon asuntos que tenía guardados, que no quería ver, que me dolían. Esta enfermedad me ha hecho plantearme asuntos que nunca fueron tema en mi vida. Me ha hecho cuestionar mi relación con mi cuerpo. El cáncer provocó cambios en mi cuerpo; cambios que hasta ahora no había querido mirar, porque me cuesta, porque me duele, porque implica un re-conocerme, un re-construir una relación conmigo misma y después con otro, y eso cuesta; es un trabajo muy profundo, muy intenso...Tenemos muy pegados viejos hábitos y creencias que tienen que ver con el valor que damos a lo externo, y el cuerpo forma parte de eso; y no es más que una máscara, un envoltorio. Por supuesto que debemos cuidarlo y quererlo, es lo que nos permite transportarnos en esta vida, es la manifestación tangible y reflejo de quienes somos hoy, nos permite expresarnos, pero ya ésta. Pasamos a otra vida y el cuerpo muere. No hay más. No es lo que nos da valor. Es sólo uno de nuestros 10 cuerpos espirituales, según Yogui Bhajan; la capita exterior. Todo cambia, y lo que vemos hoy será distinto mañana…

Pero esto, como todo, tiene también otra mirada. Porque junto con mostrarme lo frágil que soy también me ha mostrado lo poderoso de la condición humana. Esa fuerza que hay dentro de mí  para re-construirme; las herramientas interiores que tengo para pararme y hacer frente a las crisis, y salir adelante con más herramientas que antes. Como bien dice la Ji, y siento que literalmente este fue mi caso, he muerto el 2013 y lentamente renacido desde el segundo semestre de 2014; y me siento en pleno renacimiento, aprendiendo de nuevo, a conocerme, a mirarme y a mirar el mundo desde mi prisma personal, ese que he ido afinando con cada paso que he ido dando en esta y en mis otras vidas. Y hoy abrazo quien soy y abrazo mi nuevo cuerpo, con lo que está y lo que ya no está (en esto estoy, y sé que me tomará un tiempo este proceso, pero eso estamos trabajando para aquello…); abrazo mis cicatrices que, como bien dijo mi observadora amiga Caro Lina Collado, están justo en mi tercer, cuarto y quinto chakra; y como bien dijo mi asertiva amiga Ale, son muestra de un conocimiento encarnado; y las quiero profundamente porque son reflejo de esas heridas y experiencias riquísimas que están en mi energía y me vuelven más sabia…

Y por esta visión de vida es que hoy me siento feliz y tranquila transitando mi cáncer. Porque (gracias Ji nuevamente por ponerle palabras a lo que pienso) tengo la convicción de que venimos a esta vida a experimentar muchas cosas, y a veces nos corresponde vivir ciertos dolores para que nuestra alma aprenda ciertas lecciones, y que a través de esas heridas, evolucione. Pero para muchos el dolor es algo mal entendido. Es visto como algo indeseable, casi como un castigo; yo siento que no es así. Hay muchos regalos también en aquello que es incómodo, que duele, porque nos permite crecer, y a medida que vamos creciendo vamos encontrando paz interior y nuestra alma se va engrandeciendo; sólo tenemos que abrir los ojos del corazón para verlo. El problema es que no se nos ha enseñado a mirar con estos ojos, sólo se valora lo que es evidente y en base a esto se catalogan las experiencias en buenas y malas, y eso es lo causa dolor…

Un abrazo con los ojos bien abiertos,

Paulina




martes, 9 de diciembre de 2014

Energía femenina

Ayer leí un artículo, escrito por una mujer, y me dio entre pena y rabia la manera injusta en que descalificaba al género femenino, al decir que somos envidiosas entre nosotras mismas, que nos juzgamos y criticamos cuando usamos faldas cortas o grandes escotes, entre otras cosas de la misma índole. Me dolió porque hoy estoy súper conectada con otra energía, con una de amor y colaboración, de respeto y compañerismo; una en que la energía femenina es absolutamente amorosa. Pero después hice el ejercicio de mirar cómo era años atrás y me di cuenta que también fui como las chicas que describía la periodista en su artículo; también juzgué y critiqué a otras mujeres cuando se vestían o hacían cosas que, bajo mi mirada, “no estaban bien”. Que destructiva es esta energía, pero acepto lo que fui y me perdono, y valoro quien soy hoy y agradezco estar en otra frecuencia.

En contraste, el sábado tuve la fortuna de compartir un círculo de mujeres maravillosas, en la que fue la última luna llena de este año que nos sacudió a todos. En este círculo vibramos una energía de gran amor y respeto, donde nos abrazamos con mucho cariño y aullamos fuerte como las lobitas que somos. Fue súper potente, y además el universo me regaló la posibilidad de compartirlo con dos de mis grandes amigas de la vida, con las que hoy me siento en mucha sintonía; nada es casualidad…

Hace rato me viene sonando fuerte el tema de la autoestima, la capacidad de perdonarme y amarme; de reconocer y aceptar todo lo que soy y lo que no soy, lo que fui y lo que no; y creo que no soy la única que está en ésta; creo también que mi enfermedad vino para sanarme. En el círculo este tema fue recurrente, y me dio gusto ver como mujeres con distintas edades y realidades estábamos en la misma; mujeres que hace rato son mamás, otras que están recién comenzando la maravillosa experiencia de criar, también habíamos varias que no lo somos; en fin, éramos un popurrí de lobitas que fuimos en busca de un espacio para conectar con otras y con nosotras mismas, bajo la luna llena.

Una de las integrantes del círculo, que era precisamente la que tenía más años de experiencia en esta vida, hizo un comentario que me llamó mucho la atención. Ella se mantuvo observante y callada durante la mayor parte del ritual, y cuando le preguntaron si le gustaría comentar algo, dijo, entre otras cosas, que se llevaba en el corazón cada una de las cosas que habíamos dicho. Su comentario me pareció súper humilde y sincero; ella, la mujer de más experiencia, que sabía mucho más de la vida que la mayoría de las que estábamos ahí, se dedicó con respeto a escuchar nuestros comentarios y valoró los testimonios que las demás habíamos compartido aquel día. Su actitud es digna de toda mi admiración. Esta mujer nos enseña que en la vida nunca terminamos de aprender, todos tenemos algo que aprender de los demás, incluso de quienes parece que pudieran saber menos que nosotros; sólo basta mirar y escuchar con humildad.

Últimamente ha sido así, la vida ha puesto en mi camino a muchas mujeres que se han ganado mi respeto y admiración, por distintos motivos. Cuando estuve en la UCI conocí una enfermera muy amorosa que sufría de fibromialgia (enfermedad crónica que causa dolores musculares y cansancio). Ella siempre me daba ánimo y me decía que yo era su regalona, que le gustaba mi actitud porque siempre tenía una sonrisa en la cara. Me contaba que por su enfermedad técnicamente ella no debería trabajar, ya que habían noches en las que no podía dormir y días en que casi no se podía levantar; pero tiene tanta vocación y ama tanto lo que hace que en los días difíciles se da fuerzas y se levanta igual, y contra viento y marea sigue ejerciendo su profesión; incluso tuvo que ocultar su diagnóstico para que no la despidieran, nadie en el hospital sabe de su enfermedad. Esta chica sí que es poderosa, y nos muestra que querer es poder; no hay nada que el poder del amor no pueda superar, sólo depende de nuestras ganas.

La señora Rosita, encargada del aseo en la torre (que es el pensionado de la clínica), es otra gran mujer que se ganó mi cariño, respeto y admiración. Ella es una viejita súper dulce, que hace su trabajo con mucho gusto y dedicación porque valora lo que hace, le gusta ver las habitaciones limpias y ordenadas porque cree que así los pacientes se sienten más cómodos. Además, ella siempre se daba el tiempo de saludarme dulcemente y preguntarme como estaba, y cuando yo podía hablar, se quedaba conversando largo rato conmigo. Su actitud habla de que cada labor es importante y depende de uno darle un significado. Cada tarea que realizamos es un acto divino.

La Sandrita, paramédico de la torre, no hubo día que no llegara a mi pieza echando la talla, es tan re simpática!!! Siempre alegre, siempre con una sonrisa en la cara; le gustaba agarrarme pal leseo y hacerme reír. Me acuerdo que cuando le pedía que me lavara el pelo ella se reía y me preguntaba cuál pelo?? Y claro, si yo no tenía pelo jajajajaja, pero seguía pidiéndoselo así, era nuestro juego…También me ponía toallas mojadas en la cabeza y en la espalda y me decía que estaba en un spa. Ella fue una de las personas que hizo de mi estadía en el hospital un tiempo grato. La Sandrita me enseñó que en la vida hay que reír; reír con otros, reírnos de nosotros mismos; todo puede ser un juego! Y así los momentos difíciles son más llevaderos. Depende de ti cambiarle el sabor a la vida.

Fuera del hospital la vida continuó cruzando grandes mujeres en mi camino. La Magda, mi kine, una mujer súper comprometida con lo que hace, es de esas personas que me gustan porque es apasionada, quiere y cree en su profesión y tiene una mirada crítica constructiva, por lo que busca instancias para aportar lo que hace falta. La Claudita, de la misma línea que la Magda, es una enfermera atípica, como ella misma se califica; es una mujer a todo terreno, aperrada, comprometida y apasionada; es de las mías, de las que les gusta hacer bien la pega, como corresponde, por el sólo hecho de mejorar las cosas y otorgar un mejor servicio a la gente, que es, a fin de cuentas, lo que importa. Se nos hacía poco el tiempo para conversar, y eso que pasamos 11 días seguidos, más 3 horas al día juntas! Ella descubrió la enfermera encubierta que hay dentro de mi jejejejeje. Una de las cosas que más me gustan de la Clau, es el valor que le da a las personas. Ella, a pesar de haber estado haciendo trabajo administrativo, nunca dejó de tener contacto con los pacientes, porque eso es lo que le gusta, y se le nota; ella tiene una capacidad para llenar de energía y alegría cualquier lugar. Se agradece la gente con vocación, sobre todo cuando uno está enfermo y depende del cuidado de otro.

La Caro, gran referente, otra gran mujer que el generoso universo puso en mi camino. Esta valiente mujer ha ido renunciando poco a poco a la seguridad económica y la estabilidad que le otorga su profesión de abogado para ir dedicando su tiempo y su energía a lo que es su verdadera vocación, el yoga. Esta bella mujer me ha enseñado que cada cosa tiene su momento, que hay que darle tiempo al tiempo, respetar los procesos, no sobre exigir el cuerpo, ser paciente y hacer las cosas con calma y bien pensadas; una lección que la vida hace rato me viene repitiendo pero que como soy cabeza dura y atarantada, me ha costado aprender.

La Damaris, mi gran maestra, ejemplo de generosidad, maestra en el dar! Esta gran mujer me ha hecho uno de los mayores regalos que he recibido en esta vida, me ha conectado con un mundo divino, uno donde los ángeles, arcángeles, guías, maestros y seres de luz guían mis pasos y protegen mi ser. Es mucho lo que ella me ha enseñado, pero creo que las lecciones más importantes que me ha dado tienen que ver con aprender a abrir el corazón para conectar con lo divino, mirar más allá de lo que los ojos ven y confiar en el amor infinito del universo.

Podría seguir escribiendo miles de líneas sobre estas y muchas otras mujeres que son o han sido importantes en mi vida, o que me han marcado o llamado la atención de cierta manera; el punto es que con esto quiero mostrar la belleza que hay en cada mujer y los tesoros que podemos descubrir si aprendemos a mirarnos, no importa si es una persona que está de paso por nuestra vida o si es alguien con quien tendremos la fortuna de formar un lazo más profundo, todas tienen algo que aportar, cada una deja un mensaje de amor, propio de la energía femenina. Me resuena mucho una reflexión de la Ale en la que reconocía que las relaciones más profundas de su vida las ha establecido con mujeres; lo pienso y me doi cuenta que ese también es ese mi caso…


…La energía femenina es una energía ligada al corazón y a la unión con el Espíritu y con todo lo que nos rodea y es desde el corazón desde donde nuestro mundo será sanado…


Mi útera abraza a tu útera

Paulina